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La presidencia alemana de la Unión Europea propuso ayer formalmente abandonar el proceso constitucional y volver al método clásico de reforma de los tratados como solución al «estancamiento» e «incertidumbre» que vive la UE desde el rechazo francés y holandés a la Constitución en 2005.

El nuevo tratado de la UE conservaría su nombre y el de la Comunidad Europea sería rebautizado como «Tratado sobre el funcionamiento de la Unión». En éste serían introducidas todas las disposiciones para la aplicación de las políticas comunes. «Ambos tratados tendrían el mismo valor legal» y «la Unión poseería una única personalidad jurídica», según la Presidencia.

La Presidencia difundió ayer entre los socios de la UE un informe previo a la cumbre de Bruselas de los próximos 21 y 22 de junio en el que propone sustituir la Constitución por un nuevo texto que reformaría, sin sustituirlos, los dos principales tratados existentes, el de la Unión Europea y el de la Comunidad Europea. Alemania precisa que los Veintisiete deberían negociar de junio a diciembre, en una conferencia intergubernamental limitada en su mandato, «la manera de insertar» en esos dos tratados «las medidas acordadas en 2004 con el fin de hacer más eficaz y democrática a la UE».

En su evaluación global, Alemania reconoce que para aquellos estados que ya ratificaron el Tratado constitucional la vuelta al tratado clásico «representa una concesión fundamental». El informe admite la existencia de «diferentes enfoques» en cuanto a la estructura.

Así, «un cierto número de estados miembros subraya la importancia de evitar la impresión que puede dar el simbolismo y el título de 'Constitución' de que la naturaleza de la Unión está sufriendo un cambio radical». Para esos países, ello «implica la vuelta al método tradicional de reforma de los tratados, por medio de otro tratado que enmiende los anteriores, así como una serie de cambios en la terminología, comenzando por la supresión del título 'Constitución'».