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EFE-LONDRES
Gordon Brown prometió ayer un Gobierno de cambio al tomar las riendas como nuevo primer ministro británico en sustitución de Tony Blair, en un discurso con el que parece querer marcar distancias con su antecesor.

Hasta ocho veces utilizó la palabra «cambio» el ya ex titular de Economía en sus primeras palabras a su llegada al número 10 de Downing Street como 'premier', un cargo que ambicionaba desde que los laboristas llegaron al poder hace diez años. «Este será un nuevo Gobierno con nuevas prioridades», afirmó Brown, quien, pese a ofrecer un discurso más propio de un político en la oposición, ha ocupado un papel protagonista en los Gabinetes de Blair desde que los laboristas pusieron fin en 1997 a dieciocho años de dominio conservador.

El primer ministro afirmó que había escuchado «la necesidad de cambio» de la sociedad británica, tanto en sanidad y educación como «para construir la confianza en el Gobierno», y aseguró que esos deseos no podían «ser satisfechos con políticas del pasado». El relevo, que se esperaba desde que el 10 de mayo Blair anunció la fecha de su salida del Gobierno, se llevó a cabo como manda la tradición británica.

Blair, del que se espera que renuncie también a su acta de diputado, salió por última vez de la que ha sido su residencia oficial durante una década y que, con excepción de Thatcher, ha ocupado más que ningún otro primer ministro en el último siglo.