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IGNACIO ORTEGA/MOSCÚ Rusia renegó ayer del tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), uno de los más importantes acuerdos de desarme de la Guerra Fría y clave en la estabilidad del continente, añadiendo aún más tensión a las relaciones con Occidente.

El presidente ruso, Vladímir Putin, firmó el decreto que suspende el cumplimiento por Rusia del FACE debido «a las extraordinarias circunstancias que afectan a la seguridad de la Federación Rusa y que exigen la adopción de unas medidas inaplazables». El líder ruso había aludido por primera vez a la posibilidad de imponer una moratoria sobre el cumplimiento del FACE en abril pasado en su mensaje sobre el estado de la nación y, en esa intervención, dio un año de plazo a la OTAN para cumplir con sus exigencias de no desplegar fuerzas en su patio trasero.

Este tratado fue suscrito en París el 19 de noviembre de 1990, un año antes de la desintegración de la URSS, cuando Mijaíl Gorbachov era el máximo dirigente soviético y George Bush, padre del actual presidente estadounidense, dirigía la Casa Blanca.