EADS y el Elíseo se esforzaron en asegurar que el contrato de venta de misiles del grupo europeo a Libia no entró en las negociaciones para liberar a las enfermeras y al médico búlgaros en manos del régimen de Muamar Gadafi, y además esa operación se venía tratando desde hacía meses.
El secretario general del Elíseo, Claude Guéant, insistió en que nunca se abordó el contrato de los misiles Milan en los tratos para la liberación de los seis búlgaros, que él dirigió en nombre de Francia.
«El tema nunca se abordó en nuestras discusiones sobre las enfermeras búlgaras», afirmó en una entrevista publicada ayer por «Le Figaro» Guéant, que admitió que la visita del presidente francés, Nicolas Sarkozy, el pasado 25 de julio creó «un clima favorable, que pudo tener su papel».
Pero reiteró que «las negociaciones de MBDA (la filial de misiles de EADS) y las autoridades libias se llevaban a cabo desde hacía mucho tiempo, y nosotros no intervinimos nunca para acelerar su conclusión».
El secretario general del Elíseo indicó que él sólo se enteró de que había una misión de MBDA en Trípoli después de sus viajes a la capital libia para tratar de la liberación de los seis sanitarios búlgaros, que habían sido condenados, primero a muerte y luego a cadena perpetua, por haber inoculado de forma voluntaria el virus del sida a cientos de niños.
Por su parte, el director de mercadotecnia y estrategia de EADS, Marwan Lahoud, señaló que en los 18 meses que duró la negociación para la venta de los misiles a Libia «no hubo intervención directa del Elíseo».
«Evidentemente hubo apoyo» por parte del Ministerio francés de Defensa «como se hace en todos los contratos de armamento de esta naturaleza», explicó ayer Lahoud, en una entrevista a la emisora de radio francesa «Europe 1».
El directivo de EADS subrayó que el contrato no estaba en la agenda de la visita de Sarkozy a Trípoli del 25 de julio y no fue una contraprestación por la liberación de las enfermeras y el médico búlgaros. «La cuestión de las enfermeras es demasiado importante» para ser puesta en paralelo con un contrato de armamento, argumentó.
Guéant, de otro lado, justificó la venta a Libia de un reactor nuclear francés para ser utilizado en la desalación de agua del mar, anunciada durante el viaje del presidente Sarkozy a ese país, dos días después de la liberación de los seis búlgaros, porque el régimen de Gadafi ya no está sometido al embargo internacional desde 2004 y «quiere reintegrarse a la comunidad internacional».
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