Los cuatro atentados suicidas perpetrados el martes de forma sincronizada contra la minoría étnica yazadí en el noroeste del país, y de los que ha responsabilizado a Al Qaeda, han dejado un balance de muertos de al menos 250 fallecidos y 350 heridos, según anunció el ministro de Salud iraquí, Zayan Othman. No obstante, el Ejecutivo no descarta que a medida que avanzan las labores de desescombro de edificios destruidos, donde han quedado atrapadas familias enteras, aparezcan más víctimas.
«Los coches bomba empleados presentaba todos la marca consistente violenta de Al Qaeda en Irak», aseguró el portavoz del Ejército estadounidense, el general de brigada Kevin Bergner a los periodistas desde la Zona Verde de Bagdad.
Panfletos
De hecho, el Estado Islámico en Irak, la red terrorista que incluye a Al Qaeda en Irak, distribuyó panfletos la semana pasada en los que advertía a los habitantes de la zona de que era inminente un ataque porque los yazadíes son «anti-islámicos».
Esta etnia había sido criticada desde que algunos de sus miembros apedrearan a una adolescente hasta la muerte el pasado mes de abril porque se había convertido al Islam y huido de su familia con un chico musulmán. La Policía afirmó que la joven, de 18 años, fue asesinada por sus familiares porque desaprobaban la relación.
Un vídeo con imágenes de la muerte de la adolescente fue colgado después en una página web iraquí. Su autenticidad no ha podido ser verificada, pero ataques recientes contra los yazadíes han acusado a insurgentes suníes con vínculos con Al Qaeda de buscar venganza.
Por otra parte, un juez antiterrorista resultó gravemente herido al explotar hoy un coche bomba cerca del convoy en el que viajaba, en el centro de Hila, la capital de la provincia chií de Babel, según fuentes policiales.
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