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EFE-PARÍS El presidente francés, Nicolas Sarkozy, señaló ayer como principales retos en el mundo evitar un conflicto entre occidente y el Islam, la integración de los países emergentes en un orden justo y la lucha contra el cambio climático y las pandemias.

La intervención ante todos los embajadores franceses, reunidos en París, permitió a Sarkozy exponer su visión general del mundo y del papel que atribuye a Francia por primera vez desde que asumió la Presidencia, en mayo pasado, ya que hasta ahora en sus encuentros con mandatarios internacionales lo había hecho de manera sectorial.

En materia europea Sarkozy se mostró favorable a la apertura de nuevos capítulos de la negociación con Turquía, supeditada a una reflexión general sobre los valores y fronteras de la UE, aunque insistió en que prefiere la asociación con Ankara y no la adhesión.

Dijo que el desbloqueo sobre el tratado institucional, alcanzado en junio pasado, permite el diseño del proyecto europeo, para lo cual propuso la constitución de un grupo de diez o doce «sabios» que establezcan «qué Europa y con qué cometidos» habrá hasta 2030.

Su discurso permitió saber que defiende que el G8 pase a ser el G13, con la ampliación a Brasil, China, India, México y Sudáfrica, y que el nuevo Consejo de Seguridad de la ONU pase a contar entre sus miembros permanentes con Alemania, Brasil, India y Japón y «una justa representación de Africa». Aseguró que el primer objetivo es conseguir una Francia fuerte desde el punto de vista económico, diplomático y militar, con una sociedad «reconciliada consigo misma» y sólo desde esa base podrá hacer oír su voz en el mundo.

Frente al extremismo islámico y sus «objetivos siniestros» de rechazar apertura, modernidad y diversidad, Sarkozy propuso animar a las fuerzas moderadas y tolerantes de los países musulmanes y una mayor cooperación económica, con especial énfasis en la energía, sobre todo la «del futuro, la electricidad nuclear».

«Así se combate la miseria y la explosión del terrorismo», dijo el presidente francés, a favor de redoblar esfuerzos para resolver crisis como la palestino-israelí, aunque apuntó que «habrá que revisar la Hoja de Ruta». Sin embargo, la crisis más grave es la generada por el programa nuclear de Irán, país frente al cual es necesario «un diálogo sin complacencia» y con la amenaza de sanciones, ya que de lo contrario «habrá una alternativa catastrófica: la bomba atómica iraní o el bombardeo de Irán» para evitar que la tenga.

De los países emergentes dijo que hay que integrarlos de manera que cumplan una serie de responsabilidades en materia de medio ambiente, defensa de los derechos humanos y desarrollo económico sostenible.

Estos aspectos los enlazó con la necesidad de que la comunidad internacional dé respuestas al calentamiento global, las nuevas pandemias y la seguridad energética.

Respecto a Irak, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, pidió que los países que tienen tropas allí definan «una perspectiva clara» de retirada de los soldados, lo que a su juicio permitirá a iraquíes «medir sus responsabilidades y organizarse consecuentemente». La retirada de las tropas extranjeras beneficiaría al proceso y sólo a partir de ese momento la comunidad internacional «podrá actuar de modo más útil», incluida Francia, según el presidente francés.