TW
0
L. GUIJO/J. SANHERMELANDO-EPR La presidencia portuguesa logró, no sin esfuerzos, satisfacer las exigencias planteadas por varios países, en particular Italia y Polonia, sellándose un nuevo reparto de escaños en el Parlamento Europeo que prevé un italiano más a cambio de que el presidente de la cámara no cuente en el cómputo.

Pasaban la una de la madrugada cuando se daba a conocer el acuerdo. Ayer por la tarde, ya más relajados, los dirigentes europeos coincidieron en que con esta decisión la UE «pasa página» y entra en una nueva fase en la que debe abordar nuevos retos como el cambio climático o la globalización. Atrás ha quedado ya la fallida constitución y dos años de «turbulencias» tras el 'no' de Francia y Países Bajos.

El primer ministro portugués y presidente de turno de la Unión Europea (UE), José Sócrates, y el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, coincidieron en la importancia del compromiso alcanzado. Según Barroso, el acuerdo sobre el Tratado supone «pasar página en la historia de Europa». Ahora, dijo, «podemos comenzar a mirar al frente y comenzar un debate para dar forma a la globalización».

Por su parte, Sócrates manifestó su deseo y esperanza de que este Tratado de Lisboa, que firmarán los Veintisiete en la capital lusa el 13 de diciembre, «viva muchos años».

El acuerdo no habría sido posible si la presidencia no hubiera conseguido superar las reticencias planteadas por varios países, entre ellos Italia y Polonia. En el caso de Italia, el compromiso le concede un eurodiputado más para la legislatura 2009-2014 hasta alcanzar 73, el mismo número que Reino Unido pero uno menos que Francia.

También se atendieron las reivindicaciones de Polonia de fortalecer el denominado 'compromiso de Ioannina' mediante un protocolo que aclara que este mecanismo -que actúa como freno de emergencia al permitir a una minoría de países retrasar una decisión aunque no tengan votos suficientes para bloquearla- sólo podrá modificarse por unanimidad.