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AGENCIAS-KARACHI «Sé exactamente quién quiere matarme». Así de directa se expresó la ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto después de sobrevivir a un atentado contra ella que causó cerca de 140 víctimas y del que ya había sido advertida por un país «amigo» antes de retornar de su exilio de ocho años. Bhutto se refirió directamente a los ex altos cargos del régimen militar del general Zia-ul-Haq, -el militar que en 1977 derrocó y ejecutó a su padre, Ali Bhutto-, más relacionados hoy en día con el extremismo religioso y ante los que Benazir Bhutto aparece como una enemiga, pues la llegada de la democracia les supondría perder «su influencia».

Pakistán sigue sumando nuevas víctimas en una masacre que se cobró el lunes al menos 139 muertes y centenares de heridos.
Las autoridades sospechan de células de Al-Qaeda y milicianos vinculados al dirigente Baitullah Mehsud, partidario de los talibanes, como autores de los atentados. Según el responsable de seguridad en la provincia de Sindh, donde se ubica Karachi, «ya se esperaba un golpe de Meshud y de sus seguidores locales» y así fue comunicado al partido de Bhutto, «pero prefirieron atender los asuntos políticos» en lugar de hacer caso de la «preocupación».

En una entrevista a la revista francesa 'Paris Match' recogida por OTR/Press, Bhutto explicó como salió milagrosamente ilesa del potente ataque terrorista.

«Estaba protegida por las paredes de un camión y fue lo que me salvó», indicó, afirmando que escuchó el primer estallido y vio el segundo.
A partir de ambas deflagraciones, una provocada por un suicida y otra por un coche bomba, llegó el caos y la evacuación de la ex dirigente, pese a que un primer momento se negó a abandonar el lugar de los hechos. «No tengo miedo a la muerte. Cuando debe venir, viene», declaró. «Sé exactamente quien quiere matarme», afirmó en la entrevista.

A este respecto, Bhutto acusó directamente a «los mandatarios del antiguo régimen del general Zia, que están hoy en día detrás del extremismo y el fanatismo» y, por tanto, se deben «purgar». «Para ellos, represento un peligro: si yo traigo la democracia al país, perderán su influencia».

El peso de estos antiguos hombres de poder data de hace décadas, cuando una dictadura militar derrocó a Zulfikar Ali Bhutto en 1977 y llevó a Pakistán a una expansión de la ley islámica. Tras el fallecimiento del general Zia, el país regreso a un gobierno electo del que saldría la hija del anterior dirigente legítimo derrocado como primera ministra.