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Los cubanos aguardan en completa calma, incluso con cierta apatía, la designación este domingo de un nuevo presidente del Consejo de Estado, tras casi medio siglo con Fidel Castro en el poder. La Habana presenta su cara más tranquila a 24 horas de la reunión de la Asamblea Nacional en la que se anunciará el nombre del sucesor, hasta ahora no revelado oficialmente, aunque muchos creen que será el presidente interino desde hace 19 meses, el general Raúl Castro, de 76 años.

«Honestamente, me importa tres pitos», declaró Jorge, de 29 años y actualmente sin ocupación, y subrayó que a él la política le da igual. Jorge está esperando un permiso de salida para abandonar esta isla de 11 millones de habitantes, algo que, aclaró, «sí es una preocupación en este país».

La calma ha sido la tónica de Cuba desde que el martes 19 el líder revolucionario de 81 años, convaleciente de una dolencia intestinal, anunció que no aceptará una renovación del mandato en un mensaje publicado por los medios de comunicación de la isla, todos estatales.

El nombre del nuevo jefe de Estado se sabrá oficialmente tras la constitución por un nuevo periodo de cinco años de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que tiene dos sesiones por año y que en el último quinquenio, aparte de los presupuestos anuales, solo aprobó una ley.

Los nombres que se barajan para la sucesión del mandario cubano son los de Rául Castro, presidente provisional de Cuba desde que hace 19 meses enfermó su hermano, aparece en casi todas las barajas de candidatos a suceder en el mando supremo al hombre que ha gobernado esta isla de 11 millones de almas desde hace medio siglo.

Con funciones similares a las que en otro país recaerían en un primer ministro, Carlos Lage Dávila, de 56 años, aparece como posible relevo del presidente de Cuba. Lage ha lidiado con algunos de los retos más importantes de Cuba en los últimos años y es quizá la figura más relevante de la jerarquía tras los hermanos Fidel y Raúl Castro.

A pesar de tener sólo 43 años, Felipe Pérez Roque es desde hace nueve la voz y la cara de Cuba en los foros internacionales y uno de los primeros hombres nacidos durante la revolución que ingresó en el Gobierno de la isla.

Formado como ingeniero electrónico, Pérez Roque se convirtió en mayo de 1999 en el ministro de Relaciones Exteriores más joven del régimen actual.