Pese a la apariencia de normalidad 'vendida' por Pekín respecto a la situación en el Tíbet y otras regiones chinas, el Dalai Lama persiste en sus críticas y volvió a defender ayer el diálogo, ya que «si las manifestaciones violentas continúan» dimitirá, como ya advirtió la semana pasada. Entretanto, la comunidad internacional se divide entre quienes defienden el boicot a los próximos Juegos Olímpicos de verano, opción que desde Francia no se descarta, y quienes como la Comisión Europea o Estados Unidos apuestan por evitar el sabotaje.
El líder espiritual tibetano, principal portavoz y defensor de los manifestantes en el Tíbet, volvió ayer a llamar al consenso y la paz en un territorio convulso y donde la violencia parece seguir en menor medida, pese a la visión de normalidad expuesta por el Gobierno chino y su férrea censura.
«Siempre he dejado claro que debería controlarse la expresión de emociones profundas», afirmó el Dalai Lama en una rueda de prensa en Nueva Delhi. «Si esto se descontrola, no tenemos opción», añadió.
De momento, sigue sin aclararse la situación real sobre el terreno en el Tíbet, puesto que mientras Pekín sigue vetando el acceso y la salida de imágenes del conflicto, tanto el Gobierno tibetano en el exilio como el Centro Tibetano para los Derechos Humanos y la Democracia mantienen sus duros reproches. Precisamente, este último grupo cifró hoy en 79 el número de muertos desde que comenzasen las protestas, aunque otras fuentes de la disidencia hablan de alrededor de un centenar y Pekín sostiene que tan sólo hay que lamentar 18 víctimas mortales y más de 600 heridos.
Por otra parte, los fiscales de Lhasa habrían emitido hasta ahora órdenes de arresto contra 29 personas sospechosas de haber participado en los disturbios de este mes, informaron fuentes del Departamento local de Publicidad citadas. Además, la Oficina de Seguridad Pública de Lhasa ha publicado una lista de las 53 personas más buscadas por los disturbios.
Las críticas de la comunidad internacional a la gestión de Pekín en relación a estas manifestaciones y su represión son prácticamente unánimes, pero no así las posibles medidas a adoptar como castigo. Entre ellas, la que suena con más fuerza y que desde organizaciones como Reporteros sin Fronteras se pide insistentemente es la de boicotear los Juegos Olímpicos, particularmente la ceremonia de apertura de está cita convertida en algo más que un evento deportivo.
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