Activistas pro-derechos humanos protestaron ayer contra China y los Juegos Olímpicos de Pekín ante la sede del Comité Olímpico Internacional en Lausana, Suiza.

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EFE-PARÍS

Francia amenaza con boicotear los Juegos Olímpicos de Pekín por la represión que se está ejerciendo en el Tíbet. Por otra parte, París podría estar estudiando plantear tres condiciones «indispensables» para la presencia de su presidente, Nicolas Sarkozy, en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín el próximo agosto, según indicó ayer la secretaria de Estado de Derechos Humanos, Rama Yade.

Se trata del «fin de las violencias contra la población y la liberación de los prisioneros políticos, (que se haga) la luz sobre los acontecimientos tibetanos, y la apertura del diálogo con el Dalai Lama», afirma Yade en declaraciones al vespertino «Le Monde». Sin embargo, Rama Yade negó ayer por la tarde haber hablado de «condiciones», en la entrevista con el diario, para la asistencia de Sarkozy a la ceremonia de apertura de los Juegos.

Preguntada si Sarkozy puede boicotear la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, la secretaria de Estado señala que el jefe de Estado tomará su decisión «en función de la evolución de los acontecimientos. Sarkozy se expresará después de haber consultado» a sus socios europeos, ya que «hablará entonces como presidente en ejercicio de la Unión Europea», señala.

En varios comentarios públicos, Sarkozy ha indicado que no excluía boicotear la ceremonia de apertura de los Juegos, y que tomará su decisión en función de la situación en el Tíbet, donde China ha reprimido violentamente las manifestaciones del mes pasado. Los países de la Unión Europea, de la que Francia ostentará la presidencia en el segundo semestre, están divididos sobre la posibilidad de un boicot de la ceremonia de apertura.

«Pedimos que China entable un diálogo realmente constructivo con el Dalai Lama», explica ayer Rama Yade, y precisa que las conversaciones deben centrarse en «el reconocimiento de la autonomía tibetana y la identidad espiritual, religiosa y cultural de los tibetanos». Hasta el momento, China ha llevado a cabo una «política de asimilación colonizando las zonas tibetanas, lo que ha marginado a la población», denuncia la secretaria de Estado, que recuerda que sólo en 2007 hubo «132 monjes arrestados por motivos políticos».