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EFE-KABUL El presidente afgano, Hamid Karzai, salió ayer ileso de un ataque insurgente que se cobró la vida de al menos tres civiles, perpetrado cuando comenzaba el desfile de conmemoración de la victoria muyahidín contra el régimen pro soviético. Un niño de diez años, el diputado Razel Rahman Samkanai y un líder de un pequeño grupo étnico afgano, identificado como Nasir Ahmad Latifi, fallecieron en el ataque, según fuentes oficiales.

Al menos una docena de personas resultaron heridas, de acuerdo con una fuente del Ministerio de Salud. Entre los heridos se encuentra otro diputado afgano, Daud Zazi.

El sonido de explosiones y disparos desató el pánico entre los miles de personas congregados para el gran desfile del Día Nacional, que salieron corriendo mientras Karzai y los miembros de su Gobierno eran evacuados por sus guardaespaldas. En una intervención por la televisión estatal poco después de ser evacuado, Karzai acusó a los «enemigos de Afganistán» de «frustrar la ceremonia del XVI aniversario de la victoria de los muyahidines» y pidió calma a la población.

El ataque, cuyas características aún siguen siendo confusas, fue reivindicado tanto por los talibanes como por un grupo armado afgano afín a Al Qaeda. Un portavoz talibán aseguró que seis insurgentes había emprendido un ataque con rifles de asalto a unos 30 metros del estrado desde el que Karzai y su Gobierno iban a presenciar el desfile.

Tres de los atacantes murieron en el tiroteo y los otros tres escaparon y están en un «lugar seguro». También se atribuyó la autoría el líder radical Gulbudín Hekmatiar, un ex muyahidín que ahora está asociado a la red terrorista Al Qaida.

Un portavoz de Hekmatiar dijo a la cadena de televisión privada Tolo que sus hombres habían lanzado cohetes desde una vivienda situada a un centenar de metros de Karzai.