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EFE-JOHANESBURGO Barrios pobres de Johannesburgo continúan siendo escenario de una ola de xenofobia que, según expertos, lleva tiempo incubándose, mientras la oposición pidió ayer la intervención del Ejército.

Más de veinte personas, la mayoría extranjeros, han muerto en distintos puntos de la ciudad y de las afueras por un brote de violencia que comenzó a inicios de la semana pasada y que se agudizó el último fin de semana.

«Los delincuentes están aprovechándose de la situación, no sabemos qué está pasando, si se trata de xenofobia o no», dijo la portavoz policial, Sasa Lengene, al dar a conocer los nuevos ataques ocurridos en la barriada de Ramaphosa.

Más de 10.000 personas, según cálculos oficiales, han tenido que refugiarse en comisarías y edificios municipales, mientras las terminales de autobuses y de trenes están llenas de emigrantes que quieren regresar a sus países. «La gente está saliendo de las barriadas de chabolas porque está aterrorizada», agregó la portavoz policial.

El ministro de Seguridad, Charles Nqakula, dijo ayer que para hacer frente a la ola de violencia serán desplegadas unidades especiales de la policía, pero no detalló cuándo se llevará a cabo y cuántos agentes integrarán las unidades.

«Estamos trabajando duro con esta situación», afirmó el ministro después de visitar el barrio de Primrose, en el este de Johannesburgo, uno de los más afectados.

La oposición pidió ayer la intervención del Ejército ante la aparente incapacidad de la policía para hacer frente a la ola de violencia, que tiene como principales víctimas a inmigrantes zimbabuenses y mozambiqueños.