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FRANCE PRESS-BEIRUT El dirigente del movimiento chiita libanés Hezbolá, Hassan Nasrala, dijo ayer que no quieren el poder en Líbano, en un discurso por el octavo aniversario de la retirada israelí del sur del país en el que prometió además no usar las armas con fines políticos. «No queremos el poder en Líbano, no queremos controlar Líbano y no queremos gobernar Líbano», subrayó Nasrala, en referencia al nuevo presidente del país, Michael Sleiman, elegido el domingo por el Parlamento.

Tampoco «queremos imponer nuestro punto de vista al pueblo libanés, porque creemos que Líbano es un país múltiple y variado, un país que sólo podrá vivir con la participación de todos», agregó, en clara referencia a que permitirá gobernar al nuevo presidente. Nasrala se comprometió además a que Hezbolá no utilizará sus armas con fines políticos.

Los partidarios de Hezbolá, grupo que encabeza la oposición, se enfrentaron a los seguidores de la mayoría gubernamental antisiria hace tres semanas y acabaron tomando el control del oeste de Beirut, lo que hizo temer una nueva guerra civil. Los combates, que dejaron 65 muertos y más de 200 heridos en una semana, fueron la culminación de 18 meses de crisis política a los que puso fin el acuerdo firmado el miércoles pasado en Doha.

«Apoyo la cláusula del acuerdo de Doha que estipula que no hay que recurrir a las armas de la resistencia para lograr beneficios políticos», declaró en su discurso, pronunciado desde un lugar secreto y difundido en una pantalla gigante antes miles de seguidores en Beirut. «Las armas de la resistencia sirven para combatir al enemigo (Israel), liberar las tierras y a los prisioneros, y defender el Líbano, nada más», insistió.