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OTR/PRESS-BRUSELAS

El Consejo Europeo debatió ayer, entre otros temas, el maltrecho estado en que ha quedado el Tratado de Lisboa tras el 'no' dado en referéndum por los irlandeses.

Los jefes de Estado y de Gobierno reunidos se comprometieron a seguir con las ratificaciones y tratar de buscar el éxito del citado texto, aunque no tengan un plazo exacto y puedan garantizan totalmente que llegue a buen puerto, entre otros aspectos por las dificultades que pueda imponer el Tribunal Constitucional checo a su país para aprobarlo.

Por su parte, el primer ministro de Irlanda, Brian Cowen, subrayó que no quiere «especular» con la posibilidad de celebrar un segundo plebiscito y volvió a pedir tiempo para análisis profundos.

Los dirigentes acordaron que «hace falta más tiempo» para analizar la situación provocada por el resultado de la consulta irlandesa, la única de los Veintisiete y que puede tumbar un documento acordado por consenso. Las conclusiones de la cumbre recogieron que todos los países han decidido «seguir adelante» y continuar con las ocho ratificaciones restantes, entre ellas las de España.

Asimismo, coincidieron en volver a tratar el asunto en su sesión del 15 de octubre «con objeto de estudiar la forma de seguir adelante», ya que lo cierto es que al margen de las buenas intenciones el encuentro no ha hallado ni fórmulas ni plazos.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, reconoció que no hay «solución rápida» para desbloquear el Tratado y que, por tanto, se necesita «más tiempo». «Volveremos a este tema en octubre y creo que no debemos entrar en este momento en especulaciones que no ayudan a nadie», afirmó, mostrándose confiado en que se concluyan con éxito las firmas. En este sentido, según el primer ministro esloveno y presidente del turno del Consejo, Janez Jansa, lamentó que «nadie puede garantizar la conclusión del proceso de ratificación».