El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, acusó de la crisis internacional al intervencionismo militar de Estados Unidos. Foto: MIKE SEGAR/REUTERS

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AGENCIAS-NUEVA YORK

La crisis financiera en EEUU, que ha hecho saltar las alertas en las economías mundiales, ensombreció ayer el último discurso del presidente George W. Bush ante la ONU, en el que lanzó un mensaje de tranquilidad a los demás gobernantes, pero fue el único que no habló de difícil situación económica.

Bush, que se despidió ayer ante la Asamblea General de esta institución multilateral, con la que en su día mantuvo una relación algo más que espinosa, también lanzó un llamamiento a fortalecer a la ONU y a instituciones similares, que juzgó «más necesarias y de modo más urgente que nunca». Ante la inquietud generada en los mercados por la crisis financiera de EEUU, el presidente intentó lanzar un mensaje de tranquilidad a los dirigentes mundiales al asegurarles que ha «adoptado medidas audaces para hacer frente» a esta situación.

Todos los dirigentes aludieron también a la crisis en su intervención ante la 63 Asamblea General de la ONU. El secretario general del organismo, Ban Ki-Moon, declaró que «la crisis global financiera pone en peligro todo nuestro trabajo» y criticó «la fe ciega en la magia de los mercados».

En un sentido similar se manifestó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien afirmó que «sólo medidas decisivas por parte de los Gobiernos, en especial en los países donde se ha centrado la crisis, podrán controlar el desorden que se ha apoderado del sector financiero mundial». El presidente francés y de la UE, Nicolas Sarkozy, propuso la celebración de una cumbre internacional de jefes de Estado y de Gobierno en noviembre con el objetivo de sacar «lecciones» de la actual crisis financiera mundial, una de las «más graves desde 1930».

Pero buena parte del discurso de Bush sirvió para reiterar algunos de sus «leitmotiv» en los foros internacionales, la necesidad de la colaboración en la lucha contra el terrorismo y contra la proliferación nuclear. Bush acusó en su intervención a Siria e Irán de seguir «apoyando el terrorismo», aunque aseguró que el número de regímenes que lo hacen «disminuye y cada vez están más aislados».