Los líderes demócratas y republicanos del Congreso llegaron anoche a un acuerdo sobre los principios básicos de un plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares contra la crisis, que ahora deberán negociar con el Gobierno. «Preveo que tendremos un plan que pueda ser aprobado por la Cámara Baja y el Senado, y ser firmado por el presidente y que traiga un sentimiento de certidumbre a esta crisis», afirmó el senador republicano Robert Bennett.
El mismo optimismo manifestó el presidente del Comité de la Banca del Senado, el demócrata Christopher Dodd. «Tengo confianza de que podemos actuar con rapidez» para ratificar el programa, dijo. Ambos legisladores se encerraron ayer en el Capitolio por más de dos horas junto con sus colegas de los comités con atribuciones financieras de ambas cámaras para poner por escrito un consenso que se ha ido formando en los últimos días.
Ahora la pelota está en el campo de la Casa Blanca, que deberá decidir si acepta los principios adelantados por los legisladores y así garantizarse una aprobación sin tardanza de la ayuda. Las ideas clave del principio de acuerdo son la protección del dinero público, un mecanismo de supervisión y un límite a los salarios de los ejecutivos de las empresas beneficiadas.
Los mercados reaccionaron con júbilo ante el anuncio del acuerdo y el Dow Jones subió un 1'82%. Las bolsas europeas también registraron subidas, siendo la de Madrid la más alcista con un 2'93%.
El entendimiento llegó horas antes de una reunión convocada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en la que pretendía dirimir la incertidumbre sobre el proyecto, y a la que asistirán los líderes del Congreso, así como el candidato presidencial republicano, John McCain, y el demócrata, Barack Obama. McCain incluso suspendió ayer su campaña para ayudar en las negociaciones, según dijo.
El programa prevé el uso de 700.000 millones de dólares, que se obtendrán con emisiones de deuda pública, para la compra de títulos de mala calidad a los bancos, principalmente vinculados a hipotecas, y así puedan sanear sus balances y volver a prestar dinero.
Al mismo tiempo, los legisladores han sentido la ira de los contribuyentes, muchos de los cuales no entienden por qué ellos tienen que salvar a los mismos bancos que han ocasionado la crisis por su mala gestión del riesgo. Algunos congresistas han dicho recibir miles de correos electrónicos en contra de la serie de medidas y grupos de izquierda protagonizaron ayer más de 150 actos de protesta en todo el país.
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