El presidente ruso, Dmitry Medvédev , junto a Zapatero antes del encuentro que mantuvieron ayer en San Petersburgo,

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EFE-LAS PALMAS

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha apostado por una respuesta coordinada de la UE ante la gravedad de la crisis financiera mundial. Por ello demanda el refuerzo de la normativa europea de supervisión así como la mejora de los sistemas de garantía de depósitos. Barroso abogó ayer por reforzar los sistemas de garantía de los depósitos bancarios y se mostró a favor de crear un gran organismo de supervisión financiera en el seno de la Unión Europea.

La Comisión Europea estudia nuevas medidas para «consolidar la confianza de los mercados y proteger los intereses de los ahorradores y de los inversiones en la actual situación de turbulencias», según anunció ayer Barroso. Entre las iniciativas prioritarias se encuentra la mejora de la coherencia de los sistemas de garantía de depósitos y el aumento de la transparencia de los salarios e incentivos de los directivos de grandes empresas.

Estas medidas se sumarán a la propuesta que Bruselas puso ayer sobre la mesa para restringir las inversiones de los bancos en productos de alto riesgo y para crear «colegios de supervisores» que controlen los riesgos de los grupos bancarios transfronterizos. Además, el Ejecutivo comunitario presentará en noviembre una norma para regular las agencias de calificación de riesgos.

Durao Barroso destacó que Europa «está asumiendo sus responsabilidades» ante la crisis y que «se están llevando a cabo las intervenciones apropiadas cuando las empresas están dificultades», tanto a nivel nacional como cuando es necesaria la cooperación entre varios países. Expresó también su respaldo a las reuniones convocadas por el presidente francés, Nicolás Sarkozy, para abordar la crisis, tanto la que se celebrará el sábado en París con Francia, Alemania, Reino Unido e Italia, donde probablemente se discutan las nuevas iniciativas, como la que se quiere organizar a nivel del G-8.

Precisamente, Francia estudia proponer en la reunión de los países europeos del G-8 que la Unión Europea ponga en marcha un paquete de rescate dotado con 300.000 millones de euros para su sistema financiero.