El Consejo de Gobernadores del BCE posa junto a los gobernadores de los bancos nacionales europeos. g Foto: DIRK WAEM/EFE

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OTR/PRESS-BRUSELAS El objetivo es hacer frente a la crisis económica y combatir la recesión en la que el bloque entró en el tercer trimestre, cuando el PIB de la Eurozona se contrajo un 0'2%. Para el presidente del BCE no hay que descartar que la inflación siga bajando en 2009 gracias al abaratamiento de materias primas y el descenso de la demanda. La bajada del BCE ha sido más moderada que la realizada por el Banco de Inglaterra, que ayer también decidió rebajar los tipos de interés en un punto porcentual, hasta situarlos en el 2%, su nivel más bajo en más de medio siglo.

La institución presidida por Jean Claude Trichet acumula con la decisión de ayer tres recortes consecutivos en el precio del dinero, que han llevado los tipos de interés desde el 4'25% a principios de octubre hasta el 2'5% actual.

La decisión del BCE busca reanimar la actividad económica en la zona euro y combatir la recesión en la que el bloque entró en el tercer trimestre, cuando el PIB de la Eurozona se contrajo un 0'2%.

Por su parte, la inflación de la zona euro registró en noviembre su cuarta bajada consecutiva y se situó en el 2'1% anual, 1'1 puntos por debajo del dato de octubre. Sin embargo, la tasa de desempleo aumentó una décima en octubre, hasta el 7'7% de la población activa, y cuatro más que en el mismo periodo del año anterior.

En rueda de prensa, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, advirtió de que existen riesgos a la baja sobre el crecimiento de la economía de la Eurozona y apuntó que las previsiones del BCE apuntan a un crecimiento de entre el 0'8% y el 1'2% en 2008, mientras que para 2009 estima un crecimiento nulo o una contracción del 0'9%. De este modo, las previsiones del BCE apuntan a un cierta recuperación del crecimiento económico de la zona euro a partir de 2010, para cuando pronostica un crecimiento de entre el 0'5% y el 1'5% en 2010.

El BCE había revisado a la baja de manera «considerable» sus anteriores proyecciones ante la materialización de los riesgos para el crecimiento de la eurozona.