TW
0
AGENCIAS El primer ministro de Canadá, Stephen Harper, anunció ayer un plan de préstamos de emergencia de 4.000 millones de dólares canadienses (unos 2.370 millones de euros) para la industria automovilística del país, estrechamente vinculada a la de su vecino del sur. La medida fue anunciada conjuntamente por Harper y por el primer ministro de la provincia canadiense de Ontario, Dalton McGuinty, y tiene como objetivo mantener la producción y facilitar una reestructuración del negocio.

El plan prevé que el Gobierno central canadiense proporcione 2.700 millones de dólares canadienses para préstamos a corto plazo, y que la provincia de Ontario aporte otros 1.300 millones. Se calcula que las tres grandes empresas automovilísticas estadounidenses "Ford, Chrysler y General Motorsê generan directa o indirectamente unos 600.000 empleos en Canadá, la mayor parte en Ontario.

Harper reveló además dos nuevas decisiones en apoyo al sector industrial: una para beneficiar a los proveedores y otra para facilitar a los ciudadanos créditos para la compra de vehículos.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, defendió ayer su decisión de conceder ayudas a las empresas automovilísticas de ese país, una iniciativa que deja en manos de su sucesor, Barack Obama, el destino definitivo del sector. En su discurso radial de los sábados, Bush, que el viernes anunció unas ayudas que rondarán los 12.500 millones de euros, aseguró que «si dejáramos que el libre mercado siguiera su curso, casi con toda seguridad eso llevaría a la quiebra caótica y la liquidación de las automotrices».

Finalmente, el primer ministro británico, Gordon Brown, rechazó ayer la propuesta de la industria nacional del automóvil para emprender una medida de rescate similar a la inyección económica ofrecida por el Gobierno estadounidense. Brown insistió en que los propios fabricantes de automóviles son los que deben realizar todos los esfuerzos posibles para salir de la situación de crisis en la que se encuentran.