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EFE-LONDRES Lockerbie recordó ayer a las 270 víctimas del atentado terrorista contra el vuelo 103 de Pan Am, del que se cumplieron este domingo veinte años. Un avión de esa aerolínea estadounidense, que se dirigía de Londres a Nueva York fue destruido el 21 de diciembre de 1988 con una bomba oculta en la bodega cuando sobrevolaba esa localidad escocesa.


En el atentado perdieron la vida todos los ocupantes del aparato, ciudadanos de veintiún países, además de once vecinos de Lockerbie.
En dos iglesias locales se celebraron ayer ceremonias religiosas en memoria de los muertos y poco después de las 19.00 horas se recordó el momento exacto en que se produjo aquella atrocidad.

También en el cementerio de Arlington, en la capital norteamericana, donde hay un monumento dedicado a las víctimas, se celebró un recordatorio.
Las investigaciones de las policías británica y estadounidense apuntaron a la autoría de dos ciudadanos libios: Abdel Baset Al Megrahi y Al Amin Jalifa Fahima.

Libia se negó a entregar a los sospechosos, por lo que las Naciones Unidas establecieron en 1992 sanciones contra el país árabe.
Las sanciones y unas largas negociaciones con el líder libio, Muammar Gaddafi, lograron que éste se aviniera finalmente a entregar a los dos acusados en abril de 1999 en Holanda, escogido como territorio para que fueran juzgados por un tribunal.