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REUTERS/EUROPA PRESS-BAGDAD Dos atentados suicidas perpetrados ayer en Irak se saldaron con la muerte de 75 personas, mientras que más de 120 resultaron heridas, lo que convierte el día de ayer en el más sangriento en el país árabe en más de un año.

La primera explosión tuvo lugar en el centro de Bagdad, donde un grupo de policías nacionales participaba en la distribución de ayudas a desplazados internos que tuvieron que huir de sus casas a causa de los enfrentamientos por motivos confesionales y de los combates que siguieron a la invasión liderada por EEUU en la primavera de 2003.

Este ataque se produjo a poco más de un mes de que las tropas estadounidenses se retiren de las grandes ciudades iraquíes, y así dar paso a las casi recién creadas fuerzas de seguridad nacionales.

Un total de 28 personas murieron, entre ellas al menos cinco niños, mientras que medio centenar resultaron heridas, muchas de ellas de carácter grave, explicó la policía. «Es un terrorista suicida. Obviamente lleva la marca de Al Qaeda», indicó el portavoz de la seguridad de Bagdad, el general Qassim Mussaui.

Cientos de envoltorios de comida proporcionada por la Media Luna Roja y paquetes de chocolate y galletas aparecían esparcidos por el suelo después del atentado mientras los viandantes y equipos de emergencias se llevaban a los heridos y cadáveres.

El segundo atentado ocurrió poco tiempo después cerca de Muqdadiya, ciudad situada a unos 80 kilómetros al noreste de la capital, en la provincia de Diyala. Al parecer, el terrorista se dirigió contra un grupo de peregrinos iraníes que se encontraban en un restaurante de carretera y allí se inmoló.

De los 47 muertos, 45 eran iraníes que estaban en Irak visitando las ciudades santas chiíes, según la policía. Otras 67 personas resultaron heridas, muchas de ellas de carácter grave. Este atentado es el más sangriento desde el que tuvo lugar el pasado 11 de diciembre, cuando 50 iraquíes fallecieron cuando un terrorista se inmoló en un restaurante de Kirkuk, en el norte.