Teherán amaneció de nuevo tomada por la policía y grupos de milicianos islámicos «Basij», que han detenido a más de un centenar de seguidores del candidato opositor Mir Husein Musavi, quien ayer denunció oficialmente el fraude y pidió la anulación de los comicios electorales del viernes. En una carta enviada al poderoso Consejo de Guardianes -órgano que debe validar los resultados- el ex primer ministro acusó al Ministerio de Interior y al reelegido presidente Mahmud Ahmadineyad de haber «influido en el resultado».
Poco después de que la carta se hiciese pública, la página web del candidato fue censurada por las autoridades iraníes.
Horas más tarde, en una multitudinaria rueda prensa celebrada en el palacio presidencial, Ahmadineyad volvió a negar el fraude masivo y acusó a la prensa internacional de tratar de inmiscuirse en los asuntos internos de Irán y de mostrar una imagen falsa del país. El presidente restó importancia, asimismo, a los disturbios que desde el fin de las elecciones se repiten en la capital y otros puntos del país, dijo que son «naturales» y los comparó con la frustración que muchos aficionados sienten cuando su equipo pierde el partido.
«Cuando termina un partido, algunos, llevados por el fervor y los sentimientos, cometen infracciones. En Irán, cuando alguien comete una infracción, es detenido por la Policía, ya sea ministro u otro ciudadano», afirmó tras ser preguntado si garantizaba la seguridad de Musavi. «Pero todo está muy tranquilo, muy bien en Irán», aseguró el mandatario.
Según fuentes de la oposición, en los últimos días las Fuerzas de Seguridad iraníes han detenido a cientos de personas, entre ellas a numerosos responsables de la oposición reformista, algunos incluso con altos cargos en gobiernos anteriores.
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