Imagen de un vídeo de la manifestación de los seguidores de Ahmadineyad en el centro de Teherán. Foto: REUTERS

TW
0

JAVIER MARTÍN-TEHERÀN

Teherán se escindió ayer en dos, con miles de partidarios del presidente, Mahmud Ahmadineyad, y del líder de la oposición, Mir Husein Musaví, en sendas manifestaciones que volvieron a dejar algunas escenas de violencia y caos. Convocados bajo el lema «concentración de la unidad», Ahmadineyad quiso ayer hacer una demostración de fuerza y apoyo popular. Sin embargo, apenas se pudo constatar la intensidad de la marcha, ya que las autoridades iraníes vetaron la presencia de corresponsales extranjeros en las calles del país.

Amordazada la prensa, la única vía de información fue ayer la televisión estatal y los cientos de ciudadanos que, llevados por el fervor reivindicativo que sacude el país, graban las protestas con sus cámaras y teléfonos móviles y tratan de colgar ese material en internet. La cadena estatal, controlada por el líder supremo de la Revolución, Ali Jameneí, aseguró que en la manifestación han participado miles de personas procedentes «de todos los estratos de la sociedad». Escasos kilómetros más al norte, miles de seguidores del líder de la oposición se lanzaron por cuarto día consecutivo a las calles para exigir que se anulen los resultados y se repitan los comicios.

Musaví había pedido a sus seguidores que no acudieran a la marcha convocada en el centro de la ciudad ante el temor de que se repitieran los disturbios que el lunes segaron la vida de siete personas. Pero pese a las restricciones impuestas por el régimen, que ha bloqueado numerosas páginas web, interrumpido la mensajería por sms y perturbado la señal telefónica en algunos puntos de la ciudad, internet y el boca a boca han mantenido vivas las protestas de la oposición.

Los choques se volvieron a reproducir ayer en algunos puntos de la ciudad, según informaciones recogidas por los testigos pero que la prensa no ha podido constatar. Mientras la ciudad se fragmentaba una jornada más, el Consejo de Guardianes anunciaba ayer su disposición a celebrar un recuento parcial de las urnas a las que se han puesto objeciones, pero rechaza nuevas elecciones. Mientras, el mundo se registran manifestaciones favorables al líder reformista y contra el poder establecido en Irán.