Una mujer afgana participa en la campaña electoral en la provincia de Bamiyan, en el centro del país. Foto: REUTERS

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DIEGO A. AGÚNDEZ-KABUL

Las autoridades afganas anunciaron ayer que sus fuerzas observarán un alto el fuego el 20 de agosto, día de los comicios presidenciales, y reconocieron que prevén una campaña insurgente de «intimidación masiva» con vistas a los comicios.

El ministro afgano de Defensa, Abdul Rahim Wardak; su colega de Interior, Mohammad Hanif Atmar, y el jefe de los servicios secretos afganos, Amrullah Saleh, protagonizaron una rueda de prensa para calmar los ánimos un día después del atentado talibán que causó siete muertos ante el cuartel general de la ISAF de Kabul.

«Decir que habrá completa paz sería difícil, pero debemos estar preparados para cada eventualidad», admitió tras la conferencia el ministro de Defensa, quien prometió «trabajar duro» para asegurar el proceso.

Triple red de seguridad

Warzak anunció a los medios que las autoridades afganas establecerán una triple red de seguridad, compuesta por la policía, el Ejército afgano y la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) para el día de las elecciones.

Según el ministro, las tropas afganas se abstendrán además de desarrollar operaciones ofensivas el día de las elecciones, aunque responderán cualquier posible ataque de los talibanes, que han llamado a la población a boicotear el proceso. La comisión electoral ha dispuesto 6.500 centros electorales, 400 más que en el año 2004, pero existe el temor de que los insurgentes, presentes sobre todo en el sur y el este del país, perpetren ataques y atentados para impedir la celebración de las elecciones.

Los insurgentes, en plena campaña de asesinatos y ataques contra los activistas políticos y los candidatos -sobre todo en áreas rurales- han llegado a emitir panfletos amenazando a los ciudadanos que se decidan a emitir su voto el día 20.