Miembros de los servicios de rescate y residentes en la zona contemplan el lugar del atentado. g Foto: KAZBEK VAKHAYEV/EFE

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AGENCIAS-MOSCÚ Un terrorista suicida a bordo de una furgoneta bomba mató ayer a, al menos, 20 personas y dejó decenas de heridos al detonar una potente carga explosiva en el recinto del departamento del Interior de Nazrán, la mayor ciudad de Ingushetia, república norcaucásica rusa vecina de Chechenia.

El atentado se produjo cuando los funcionarios policiales se encontraban formados en el patio del recinto, indicaron fuentes de Ministerio del Interior ingush.

En un primer momento, de confusión, la policía comunicó que la explosión se había registrado en un café junto a las dependencias del departamento del Interior, pero poco después el portavoz de la Presidencia ingush, Kalói Ajílgov, precisó que el ataque había sido perpetrado por un terrorista suicida.

«Estalló una (furgoneta) Gazel cargada con explosivos», dijo Ajílgov, quien agregó que el vehículo bomba conducido por el kamikaze derribó el portón de acceso al recinto y, una vez dentro, activó su carga letal.

La explosión, que provocó un incendio, fue de una potencia equivalente a la de entre 500 y 1.000 kilogramos de trilita.
Destrozos
La explosión hizo saltar los cristales de las ventanas de todos los edificios en un radio de 500 metros y destruyó cerca de treinta automóviles.
«Según los últimos datos, murieron 20 personas. Seis de ellas han sido identificas. Son todos funcionarios de la policía», dijo Svetlana Gorbakova, portavoz del Comité de Investigación de la Fiscalía General.

Una cabeza, presuntamente la del terrorista suicida, fue hallada a cincuenta metros del epicentro de la explosión.
Los heridos "cerca de 60, según los últimos datos, entre los cuales hay once niños" fueron trasladados al Hospital Clínico de Ingushetia, cuyos responsables se vieron en la necesidad de enviar a sus domicilios a los pacientes menos graves a fin de liberar camas para las víctimas del atentado.

El presidente de Ingushetia, Yunus Bek Yevkurov, acusó a Estados Unidos, Reino Unido e Israel de intentar desestabilizar la situación en la región del Cáucaso Norte.

Yevkurov, que descartó con convencimiento que sean «árabes» los responsables del ataque, dijo que hay «otras fuerzas más serias». «Entendemos que ésos son los intereses de Estados Unidos, Reino Unido y también de Israel», declaró en una entrevista a la emisora Servicio de Noticias Ruso. «Occidente seguirá intentando evitar que Rusia reviva el antiguo poder soviético», aseguró.

No obstante, pronosticó que no surgirá un nuevo conflicto en el Cáucaso Norte. «Podría haber una tercera guerra chechena, y una cuarta. Pero no la habrá, estará estable», señaló.