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DIEGO AGÚNDEZ-KABUL Miles de afganos marcharon ayer hasta el estadio de Kabul para dar su apoyo al principal candidato opositor, Abdulá Abdulá, en el último día de la campaña para las elecciones presidenciales de Afganistán, en el que los talibanes reiteraron su llamada al boicot.

Las elecciones, en las que parte como favorito el actual presidente, Hamid Karzai, tendrán lugar el próximo día 20 en un clima de completa incertidumbre por las amenazas de los insurgentes talibanes, que las calificaron de «propaganda» norteamericana en un comunicado colgado en internet.

Los talibanes negaron que hayan alcanzado pacto alguno para permitir el proceso "las autoridades habían anunciado uno en julio en la occidental Bagdhis" y aseguraron que «la mayoría de Afganistán» está bajo control suyo, por lo que «no hay posibilidad de celebrar elecciones», dijeron, «salvo en unas pocas ciudades y centros provinciales».

Pese a la amenaza integrista, miles de personas con gorras y banderas celestes acudieron ayer al estadio de la ciudad para arropar a Abdulá, un odontólogo y ex ministro de Exteriores al que las encuestas sitúan como principal rival de Karzai.

Las elecciones presidenciales están marcadas precisamente por la amenaza de boicot de los talibanes y sus intentos por desbaratar el proceso con acciones, como el atentado del sábado ante el cuartel general de la ISAF en Afganistán, que causó siete muertos.

Aunque el Gobierno ha prometido movilizar todos sus recursos para proteger los comicios, el ministro afgano de Interior, Mohamed Hanif Atmar, reconoció que sus fuerzas no serán capaces de garantizar la seguridad al cien por cien.

«Todo el mundo en Afganistán quiere un cambio y estamos seguros de que ganaremos», dijo un portavoz de la campaña de Abdulá.
La última encuesta conocida, publicada por el instituto estadounidense IRI, otorga a Abdulá un 26 por ciento de los votos, por detrás del 44 por ciento adjudicado a Karzai, resultado que llevaría a los dos candidatos a una segunda vuelta.