Cuando el inmigrante ilegal mexicano José Luis López desarrolló una alergia cutánea, fue al doctor y pagó 50 dólares por la consulta. Cuando el jornalero Daniel Galindo se enfermó del estómago, buscó remedios tradicionales mexicanos en una «yerbería» tradicional y se mejoró tomando infusiones y hierbas.
Cuando la esposa de Roberto Robles desarrolló una diabetes, él la llevó a la sala de urgencias del hospital local y no pagó nada.
«Ellos no querían tratarla, pero al final le dieron una inyección de insulina, (...) no nos cobraron», recuerda Robles, de 50 años, afuera de una tienda de Wal-Mart en Phoenix.
Como presidente de Estados Unidos, Barack Obama está impulsando una polémica reforma al sistema de asistencia médica de 2'5 billones de dólares, que busca reducir costos, mejorar la asistencia y regular a las compañías aseguradoras.
Los estadounidenses están divididos respecto a si los 12 millones de inmigrantes ilegales que viven en el país y que en su mayoría son hispanos deberían recibir cobertura.
En el otro lado, decenas de miles de personas, en su mayoría de ideología untraderechista, se concentraron en Washington para celebrar la primera gran manifestación multitudinaria en contra de Obama.
Los manifestantes, llegados de todos los rincones de EEUU y congregados en la plaza de la Libertad, junto a la Casa Blanca, marcharon hasta el Capitolio ondeando banderas nacionales, portando carteles y gritando consignas contra las políticas emprendidas por Obama, tanto por la controvertida reforma del sector sanitario que el presidente pretende sacar adelante, como por el fuerte aumento del gasto público derivado de las medidas económicas adoptadas por la Administración para combatir la crisis.
Dick Armey, ex congresista republicano y líder de 'Freedomworks', organización convocante de la protesta, encabezó la manifestación y se dirigió ante la multitud en el mismo lugar en que Obama pronunció su primer discurso como presidente hace más de ocho meses.
«Se comprometió a ser fiel a la Constitución de Estados Unidos», dijo Armey, sugiriendo que el nuevo presidente del país estaba violando los principios establecidos por los padres de la patria sobre las funciones del Gobierno. Los congregados ante el Capitolio respondieron a las consignas del ex congresista dedicando duras palabras al actual inquilino de la Casa Blanca, al que también llamaron «mentiroso».
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