Trabajadores inmigrantes participan en una manifestación en Milán, Italia. | MILO SCIAKY

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Los inmigrantes que residen en Italia estuvieron ayer convocados a la primera huelga de este colectivo en el país, donde estaban llamados a manifestarse en las principales ciudades para protestar contra los últimos episodios de racismo y para pedir derechos e integración.
Inspirándose a la iniciativa francesa del «Día sin inmigrantes. 24 horas sin nosotros», los extranjeros que viven en Italia protagonizaron diferentes actos en 60 plazas del país, que tiñeron de amarillo, el color símbolo de esta protesta.
Lo protesta ha sido organizada por la asociación Primo Marzo y cuenta con el apoyo de asociaciones italianas y formaciones políticas como el opositor Partido Demócrata, Los Verdes, Refundación Comunista.
Los sindicatos
Los sindicatos mayoritarios (Cgil, Cisl, Uil y Cobas) han dado el apoyo a la protesta, pero no han llamado a la huelga alegando que no se puede hacer distinción entre trabajadores.
«La manifestación quiere hacer reflexionar a la opinión pública italiana sobre cómo es de determinante el apoyo de los inmigrantes al funcionamiento de nuestra sociedad», explica la asociación en su página web presentando la iniciativa.
«¿Qué sería de Italia si un día no trabajasen los 4 millones y medio de inmigrantes que viven en el país?», se pregunta la asociación.
La idea de esta protesta surgió a raíz de las agresiones a varios africanos que trabajan como jornaleros en Rosarno, en la sureña región de Calabria, y que desencadenó una revuelta por parte de los extranjeros.
«Somos inmigrantes, segundas generaciones e italianos. Todos nosotros unidos por el rechazo al racismo, a la intolerancia y a la cerrazón que caracteriza el presente italiano», añade Primo Marzo.
Manifestaciones
Entre las iniciativas destacan las dos manifestaciones que se celebraron en Roma, que concluyeron en la Plaza Vittorio Emanuele, situada en uno de los barrios más multiculturales de la capital, donde se celebraron varios conciertos.
Por otra parte en Milán se desplegaron tres pancartas gigantes en varias zonas significativas para los inmigrantes: la comisaría central, donde se emite el permiso de residencia; el tribunal, como protesta ante la penalización de la inmigración ilegal; y la calle Corelli, donde hay un centro de identificación y expulsión.