Las deflagraciones se produjeron fuera de la sede de Charoen Pokphand Group, el mayor grupo empresarial de productos agrícolas de Tailandia. Entre los heridos figuran al menos un extranjero y una mujer tailandesa, según los testigos.
Cientos de soldados, muchos armados con rifles de asalto M-16, se han concentrado en la zona desde el lunes para impedir que los manifestantes antigubernamentales marchen a través del bullicioso distrito de bancos, torres de oficinas y bares de striptease.
No lejos del lugar donde se registraron las explosiones, miles de 'camisas rojas' partidarios del primer ministro, Thaksin Shinawatra, se han hecho fuertes en el principal distrito comercial, donde han levantado barricadas, a la espera de que los soldados intenten dispersarles.
Ninguna de las partes ha mostrado ninguna intención de dar marcha atrás, después del intento previo de desalojar a los manifestantes de otro lugar el pasado 10 de abril, que causó la muerte de 25 personas y más de 800 heridos.
El Ejército ha vuelto a amenazar con dispersar por la fuerza a los 'camisas rojas', en su mayoría procedentes de las zonas rurales o de barrios urbanos pobres, que llevan manifestándose desde hace siete semanas reclamando elecciones.
«Vuestros días están contados», dijo el portavoz del Ejército Sansern Kaewkamnerd. «Si os marcháis ahora, no seréis procesados. Pero si esperáis a que las fuerzas de seguridad entren, seréis procesados. También podéis resultar alcanzados por balas perdidas durante enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y terroristas fuertemente armados», advirtió.
Los líderes de las protestas han dicho que cualquier intento de desalojar a los manifestantes será fútil, y dicen que sólo se marcharán de Bangkok cuando el primer ministro Abhisit Vejjajiva anuncie elecciones anticipadas.
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