La policía francesa desaloja un asentamiento de 'romanís' cerca de la capital. | Reuters - PASCAL ROSSIGNOL

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Las expulsiones de inmigrantes de etnia gitana a sus países de origen en Europa del Este por parte del Gobierno dividen a los franceses, si bien son más, casi la mitad los que se inclinan a favor de la medida, según el sondeo publicado este jueves por el diario 'Le Parisien'.

Según el sondeo, el 48 por ciento se declara a favor, el 42 por ciento en contra, mientras que el 10 por ciento restante prefiere no pronunciarse sobre esta cuestión, que ha granjeado al Gobierno de Nicolas Sarkozy numerosas críticas, tanto por parte de la oposición, como desde Bruselas y desde Rumanía y Bulgaria.

Tras el anuncio de las nuevas medidas de seguridad y de las expulsiones de inmigrantes ilegales, la opinión mayoritaria de los franceses era favorable; sin embargo, esta tendencia parece estar cambiando.

Las diferencias son más marcadas según las tendencias políticas. Así, hay un mayor respaldo entre los simpatizantes de la derecha (70 por ciento) y de extrema-derecha (83 por ciento), mientras que el rechazo es mayoritario entre los simpatizantes del Partido Socialista (65 por ciento) y los comunistas (83 por ciento). El sondeo fue entre el 24 y el 25 de agosto sobre una muestra nacional de 1.000 personas.

Críticas de la Iglesia

Entre tanto, las críticas contra el Gobierno siguen. El último en pronunciarse ha sido el arzobispo de París, monseñor André Vingt-Trois, quien lamentó la «demagogia verbal» y el «clima insano en nuestra sociedad» que se está generando por esta cuestión.

Ving-Trois, presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, ha lamentado, en declaraciones a Europe 1, «una especie de concurso para ver quien parece el más defensor de la seguridad y el que parece el más moral».

En cuanto a las expulsiones de gitanos, dijo que Francia «no tenía vocación de acogerlos a todos» pero «las medidas que se toman para regular una situación deben ser medidas que respetan a la persona humana y la responsabilidad individual». Pese a estas palabras, ha negado cualquier intervención de la Iglesia en la vida política francesa.

«Todo lo que he dicho ya lo he dicho desde hace dos o tres años en las conferencias episcopales. No es culpa mía que la gente se interese por lo que nosotros decimos cuando conviene al debate político», ha defendido.

Y mientras sigue la polémica, un avión con 150 gitanos partió hacia Bucarest desde el aeropuerto Charles de Gaulles, mientras que otro con un centenar de romaníes ha partido de Lyon también con destino a Rumanía.