Fotografía sin fechar cedida por la editorial Random House el 8 de noviembre de 2010 que muestra la cubierta del libro "Decision points" (asuntos decisivos), las memorias del expresidente estadounidense George W. Bush que salen a la venta el 9 de noviembre de 2010. | RANDOM HOUSE

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El ex presidente de EEUU George W. Bush dijo hoy, en su primera entrevista televisiva tras dejar la Casa Blanca, que fue una voz «disidente» en su Gobierno contra la guerra en Irak, aunque finalmente decidió apoyarla.

«Era una voz disidente. No quería utilizar la fuerza» contra Irak, dijo hoy Bush en una entrevista con el presentador Matt Lauer, de la cadena de televisión NBC.

Las declaraciones llegan un día antes de la publicación de sus memorias «Decision Points» (Momentos decisivos) que salen mañana a la venta.

Según los extractos de la memoria que se han filtrado a los medios, Bush dice que todavía siente «náuseas» cuando piensa que no se encontraron armas de destrucción masiva en Irak, el argumento que se utilizó para justificar la invasión del país en el 2003.

Aun así, insistió en su entrevista con NBC que el mundo «está definitivamente mejor» sin Sadam Husein en el poder.

Esas declaraciones son similares a los comentarios de sus memorias, en las que dice que «pese a todas las dificultades que siguieron (a la decisión de invadir Irak) EEUU es un lugar más seguro sin un dictador homicida que perseguía armas de destrucción masiva y respaldaba el terrorismo en el corazón de Oriente Medio».

La obra de 481 páginas mezcla lo personal y lo político al arrancar, por ejemplo, con un capítulo en el que Bush explica su decisión de dejar de beber en 1986.

Eso se mezcla con la invasión de Irak, sus decisiones durante la crisis financiera del 2008 y los motivos por los que autorizó la asfixia simulada ("waterboarding") a terroristas.

En la obra el ex presidente reconoce varios errores, como la mala gestión de la catástrofe que siguió al huracán «Katrina» que asoló la ciudad de Nueva Orleans en el año 2005.

En el caso de Irak dice que lamenta «no haber respondido de forma más rápida y enérgica» cuando la seguridad en el país comenzó a deteriorarse tras la caída del régimen de Sadam Husein y añade que «recortar el nivel de tropas demasiado rápidamente» fue el mayor fallo en la ejecución de la guerra.