Corea del Sur celebró ayer el funeral por las dos víctimas militares del ataque norcoreano del martes con peticiones de venganza mientras aumenta la tensión en la zona ante el inicio hoy, domingo, de unas maniobras navales conjuntas entre EEUU y Corea del Sur que han sido criticadas por Pyongyang y su aliado chino.
Familiares, oficiales militares y políticos despidieron en una emotiva ceremonia a los fallecidos, el sargento Seo Jeong-woo, de 22 años, y el cabo Mun Gwang-wook, de 20.
En el oficio religioso, retransmitido en todo el país, se escucharon voces de oficiales y soldados a favor de vengar la muerte de los dos soldados en el ataque con obuses contra la isla fronteriza de Yeonpyeong, en el que también perdieron la vida dos civiles surcoreanos.
Corea del Sur se prepara para comenzar hoy y hasta el miércoles unas maniobras conjuntas con EEUU en el Mar Amarillo en respuesta al ataque norcoreano en las que participará el portaaviones nuclear George Washington.
Advertencia a EEUU
Hoy, las autoridades de Corea del Norte advirtieron de que, si EEUU lleva a las aguas ese navío de 97.000 toneladas, «nadie podrá predecir las consecuencias» y acusó a Washington de promover la confrontación entre las dos Coreas de manera premeditada para incrementar su presencia militar en la zona.
En el comunicado, Pyongyang lamentó la muerte de civiles en el incidente armado el martes y acusó a Seúl de utilizar a la población de la isla como «escudos humanos», ya que su ataque iba dirigido a la base militar.
Asimismo, aseguró que los más de cien obuses lanzados hacia territorio surcoreano fueron en respuesta a disparos surcoreanos en sus aguas territoriales durante las maniobras navales anuales de Corea del Sur en la zona, algo que Seúl niega.
Los ejercicios navales conjuntos contarán con la presencia una decena de buques de guerra y del USS George Washington, procedente de Japón, con 6.000 marines y 75 cazas de combate a bordo.
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