Tras la discusión que siguió a aquella confesión, Mark y su hermano Andrew denunciaron a su padre y a la mañana siguiente, hizo ayer dos años, éste era detenido en el lujoso apartamento familiar de Nueva York, un dúplex de 7 millones de dólares donde horas antes habían pasado una de las noches más difíciles de sus vidas.
Al menos así lo relataron ellos mismos a los investigadores, a los que les costaba creer que la familia del financiero, que cumple una condena de 150 años en una prisión de Carolina del Norte, no estuviera al corriente de que llevaban más de dos décadas viviendo de las rentas de la mayor estafa financiera jamás descubierta.
Detalles
Poco a poco se fueron conociendo detalles sobre cómo habían reaccionado los hijos aquella noche y seis meses después de que se destapara la trama Vanity Fair publicó que, mientras que el menor, Andrew, se echó a llorar tendido en el suelo de la cocina cuando se enteró, Mark se enfadó terriblemente.
Desde que se conoció la trama, el nombre de Madoff es sinónimo de estafador, lo que ha condicionado enormemente la vida de los hijos -que trabajaban para la firma de su padre- y de sus familiares. La revista aseguraba, por ejemplo, que Andrew hacía las reservas de restaurantes bajo el nombre de su prometida y que la esposa de Mark -de la que ya estaba separado- usaba su nombre de soltera hasta para encargar la compra. Con el tiempo Mark Madoff se obsesionó con la trama y se convirtió en un tenaz investigador, para escribir en su blog todo lo que iba sabiendo.
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