Flores y velas recuerdan a las víctimas del tiroteo en el que murieron seis personas. | Reuters - RICK WILKING

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La congresista Gabrielle Giffords sigue grave aunque con esperanzas de sobrevivir tras el ataque que sufrió el sábado en Arizona, y que ha disparado todas las alarmas en EEUU por la violencia verbal con la que se expresan sus políticos. La clase política en general lanzó ayer un llamamiento público para bajar el tono de su debate, que alcanzó temperaturas extremas durante la última campaña electoral, con temas candentes como la reforma de salud o la reforma migratoria.


Giffords, que el sábado recibió un disparo en la cabeza cuando se disponía a reunirse con votantes, había sido criticada por los más conservadores por su apoyo a la reforma sanitaria y a la de inmigración. En el ataque del sábado, perpetrado por el joven Jared Loghneer, murieron seis personas y 14 resultaron heridas.


Bajar el tono


«Vivimos en un mundo de imágenes y palabras violentas, pero los que ocupamos un cargo público y los periodistas que nos cubren debemos reflexionar e intentar apaciguar la retórica», dijo ayer en CNN el senador Dick Durbin, de Illinois.


El senador republicano Lamar Alexander, reconoció que pese a las diferencias de pensamiento «tenemos que bajar el tono, tratarnos unos a otros con respeto, respetando nuestras ideas incluso en temas difíciles como la inmigración, los impuestos o la reforma de salud sin inflamar las pasiones».


Nacida el 11-S


Pero los llamamientos contra la violencia verbal no vinieron solo del lado político, sino también de los familiares de las víctimas, entre las que se encontraba Christina Taylor Green, una niña de 9 años que nació el día de los atentados del 11-S, y que acudió al acto de Giffords interesada en aprender de la política. «Detened la violencia, detened el odio», dijo la madre de la pequeña, Roxanna Green, en una emocionante intervención en un programa de televisión. La madre recordó que Christina había aparecido precisamente en el libro «Rostros de la Esperanza» sobre los nacidos el 11 de septiembre de 2001.


Mientras, la congresista Giffords sigue luchando por su vida en el Hospital de la Universidad de Arizona, donde los doctores, pese a la gravedad de su caso, siguen siendo ligeramente optimistas. El jefe de traumatología, Peter Rhee, indicó que debido a la operación que sufrió tras el disparo en la cabeza y a que está con ventilación asistida, no puede hablar, aunque sí es capaz de «comunicarse, de responder a órdenes simples».