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La presión que desde hace días sufre la prima de riesgo española, medida por el diferencial entre el bono español a diez años y el alemán del mismo plazo, se suavizó ayer, después de un repunte inicial, tras conocerse que el Banco Central Europeo (BCE) comprara deuda de Portugal, Irlanda y Grecia. Al cierre del mercado, la prima de riesgo española se situó en 270 puntos básicos, después de incrementarse poco después de la apertura hasta 275 puntos básicos.
Esta alza se produjo como consecuencia de la incertidumbre de los mercados sobre la capacidad de los países periféricos de la UE para hacer frente a los compromisos con sus acreedores y, sobre todo, por la posibilidad de que Portugal tenga que ser finalmente rescatada. La compra por parte del BCE de bonos soberanos emitidos por países de la periferia de la zona del euro hizo que la prima de riesgo española se relajara a media sesión hasta 270 puntos básicos, cota que ha mantenido hasta el cierre.
Relajación
Al final de la sesión, la rentabilidad del bono nacional, que comenzó la jornada en el 5,533%, se situó en el 5,572 %, en tanto que la del bono alemán se quedó en el 2,872 %. El diferencial del resto de países periféricos también se relajó ayer, ya que el bono irlandés caía hasta 605 puntos básicos desde 618 en la apertura, mientras que el griego bajaba hasta 944 puntos básicos desde 974 esta mañana.
El diferencial del bono portugués cerró en 412 puntos básicos. Sobre un posible rescate europeo a Portugal o de cualquier país de la UE con elevados niveles de deuda, la Comisión Europea rechazó ayer que haya discusiones al respecto.
El portavoz comunitario de Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj, aseguró que, a pesar de los «rumores que han circulado este fin de semana, no hay discusiones en este sentido» y añadió que «no se han previsto siquiera tener discusiones sobre tal eventualidad, sea Portugal u otro estado miembro». El Gobierno de Alemania negó estar presionando a Portugal o cualquier otro país de la zona del euro para que recurra cuanto antes al rescate de la Unión Europea, pese a las informaciones publicadas recientemente en medios locales que indican lo contrario.
«No ejercemos presión sobre nadie, pero defendemos al euro», manifestó el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schauble. Portugal y la deuda lusa se encuentran bajo la atenta mirada de los mercados, que desconfían de su elevado déficit público y temen que no pueda hacer frente a sus compromisos financieros.