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El Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzará mañana un proceso «abierto, basado en méritos y transparente» que concluirá el 30 de junio con la elección del nuevo director gerente de la institución.

La promesa de transparencia pone fin al hermetismo que ha rodeado la designación del responsable del organismo, dirigido por un europeo desde su creación en 1945.

Pero el creciente peso global de los emergentes ha puesto en tela de juicio ese privilegio. El mundo en desarrollo exige ahora que se cambie un sistema que considera desfasado.

El secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, señaló que Washington realiza «consultas amplias» tanto con los accionistas emergentes del Fondo como con las economías avanzadas para reemplazar a Strauss-Kahn.

La Unión Europea ha expresado su intención de elegir a un candidato de consenso. Todos los indicios apuntan hacia la ministra de Finanzas francesa, Christine Lagarde, quien cuenta con respaldos como el de la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.

Desde París, el secretario general de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el mexicano Angel Gurría, señaló viernes que «es el momento» de que un director gerente no europeo esté al frente del FMI.

El exministro de Finanzas turco Kemal Dervis, uno de los nombres que aparecía en las quinielas de favoritos, afirmó ayer que no competirá por el puesto.

Quien sí pretende entrar en la liza es Grigori Márchenko, gobernador del Banco Nacional de Kazajistán, respaldado por Rusia y los otros diez miembros de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes (CEI).