«Tenemos contactos con los íntimos del coronel Gadafi y todo indica que el fin está muy cerca. Este fin podría resultar catastrófico para él y sus seguidores, lo cual significa que él sería capaz de crear una situación de anarquía en Trípoli», declaró el presidente del CNT, Mustafá Abdelyalil.
Estas palabras se pronunciaron en Bengasi, «capital» de los revolucionarios libios, unas pocas horas antes de los primeros combates entre los insurgentes y las fuerzas fieles a Gadafi dentro de Trípoli.
Uno de los insurgentes, que se identificó como Abu Bakr el Misrata, declaró a la televisión Al Yazira que la sublevación se inició anoche «desde el corazón de la ciudad», ante la próxima llegada de las fuerzas rebeldes.
El representante rebelde sostuvo que los primeros combates entre los insurgentes y las brigadas fieles al régimen ya han tenido lugar en varios barrios.
«Ha habido intercambios de fuego de armas ligeras y lanzagranadas durante toda la noche y hasta las primeras horas de la mañana de hoy», afirmó.
Indicó que los enfrentamientos armados habían tenido lugar sobre todo en los barrios de Tayura y de Suk Yuma.
Por su parte, el portavoz de la Alianza del 17 de Febrero, Mohamed Abderaman, sostuvo que había combates en siete barrios distintos y que los rebeldes habían logrado tomar la base aérea de Matica.
La televisión Al Yazira, citando fuentes rebeldes, informó de que los rebeldes habían capturado vivos a 35 miembros de las fuerzas del régimen durante esta noche antes de hacerse con el control total de Tayura, en la periferia oriental de la capital.
La cadena catarí también informó de que tras los primeros combates entre las fuerzas leales y los rebeldes llegaron ataques aéreos de los aviones de la OTAN contra determinados blancos en Trípoli, pero no precisó de cuáles se trataba.
El portavoz del gobierno libio, Musa Ibrahim, restó importancia a los hechos al afirmar anoche, poco antes de medianoche, que se trataba de «pequeños enfrentamientos con pequeños grupos, que apenas duraron media hora».
Ibrahim sostuvo que las fuerzas del régimen, con el apoyo de «voluntarios», lograron imponerse y que la capital se ha hecho «totalmente segura».
Agregó que «algunos combatientes extranjeros reclutados por los rebeldes han sido capturados vivos».
Poco después, el coronel Gadafi volvió a acusar a la OTAN de pretender hacerse con el petróleo de Libia.
En un mensaje de audio emitido este madrugada por la televisión libia, instó a su pueblo a emprender una contraofensiva contra los rebeldes.
«Hace falta poner fin a esta mascarada. Ustedes deben marchar por millones para liberar las ciudades destruidas» por los enemigos del régimen, a quienes calificó de «ratas» y «agentes de Occidente».
«ÑAdelante! ÑAdelante! Àdelante! Han perdido, han gastado todo y su último recurso es su campaña de mentiras», afirmó.
Más tarde, el hijo mayor de Gadafi, Seif el Islam, compareció ante las cámaras de la televisión estatal para plantear nuevamente que se abra un diálogo entre el gobierno y los rebeldes, aunque descartó que el régimen «agite la bandera blanca de la rendición».
«Si ustedes quieren la paz, estamos preparados, pero sepan que no abandonaremos jamás la lucha», declaró en su discurso televisivo a primera hora de la mañana.
Pero el presidente del CNT, Mustafá Abdelyalil, lejos de señalar algún interés en una solución negociada, llamó a los insurgentes a prepararse para «la última batalla».
Con la expectativa de que la capital de Libia caerá en manos de los rebeldes próximamente, Abdelyalil pidió a los combatientes insurgentes que se abstengan de los saqueos en Trípoli y que se comprometan a proteger los bienes públicos y privados, además de las instituciones.
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