El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, durante una comparecencia en el palacio Chigi de Roma. | TONY GENTILE - REUTERS - X90029

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El presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, dijo que se quiere marchar de Italia, a la que calificó de «país de mierda», en la transcripción de una conversación telefónica incluida en una investigación judicial y que ayer publicaban los medios de comunicación locales.

«Dentro de unos meses me voy... me marcho de este país de mierda que me da náuseas... punto y basta», decía Berlusconi a Walter Lavitola, contra quien ayer la Justicia italiana emitió una orden de busca y captura por un caso de extorsión al primer ministro.

La conversación telefónica se produjo, según los medios de comunicación, el pasado 13 de julio y duró 13 minutos, y en ella se abordaron varios temas, pero el tono de Berlusconi sube cuando se habla del caso de la supuesta logia masónica P4 en la que estarían implicados algunos de sus colaboradores.

«No me importa nada porque yo soy transparente, tan límpido en todo lo que hago que no me afecta nada. Yo no hago nunca nada que pueda convertirse en un delito, así que estoy completamente tranquilo», afirma.

Y agrega: «Lo único que pueden decir de mí es que follo. Esto es lo único que pueden decir que hago, así que, que me pongan micrófonos donde quieran y que escuchen mis conversaciones. No me importa. Total, dentro de unos meses me voy por mi cuenta a otro sitio».

Chantaje

Debido a estas pesquisas, un juez ordenó ayer el arresto del empresario Giampolo Tarantini y su esposa Angela Vevenuto por un supuesto chantaje a Berlusconi, con motivo de sus fiestas privadas con chicas, algunas de ellas supuestamente prostitutas.

Para la Fiscalía de Nápoles (sur de Italia), la conversación entre Berlusconi y Lavitola es relevante, pues prueba que existía una relación de amistad entre ellos y, por eso, ha sido incluida en la investigación.

Para los fiscales, Lavitola, que actualmente se encuentra en paradero desconocido, se propuso como intermediario entre Tarantini y Berlusconi e, incluso, aumentó el importe de las facturas que le daba el empresario.