Si Grecia fue el país criticado el primer día de la reunión del G-20, ayer le tocó a Italia y a la política que lleva a cabo el Gobierno de Berlusconi. | Efe

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Italia se comprometió ayer ante sus socios del G-20 a aplicar medidas de ajuste fiscal, que serán «certificadas» por el FMI y la Comisión Europea. Los demás países del euro, como el resto de los miembros del G-20 (países desarrollados y emergentes más importantes), se comprometieron ayer también a adoptar medidas de relanzamiento económico y ajuste fiscal, de acuerdo a las características de cada uno.

«Italia se compromete a una reducción rápida de la deuda en términos de Producto Interior Bruto (PIB) a partir de 2012 y estar cerca de un presupuesto equilibrado para 2013», dice el comunicado de la reunión».

Fiscalidad

Este objetivo, según el G-20, debe basarse en la «total implementación» del paquete fiscal aprobado el pasado verano, que asciende a 60.000 millones de euros, y que debe ser apuntalado con el refuerzo de las normas fiscales. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, durante una rueda de prensa posterior a la cumbre, negó que la supervisión de la disciplina fiscal sea una especie de «tutela», sino que más bien es una «certificación».

«No hay ninguna limitación a la soberanía nacional. El FMI será como una empresa de certificación externa que utilizaremos para dar a conocer los resultados de nuestra acción parlamentaria», afirmó Berlusconi. El compromiso italiano es el más importante de los realizados hoy ante la cumbre del G-20 por los países de la eurozona.