Celebración en Managua. | ENRIQUE DE LA OSA

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Las calles de Managua se convirtieron en una marea de banderas rojinegras luego de que se conocieran los primeros resultados parciales de las elecciones, que indican que el presidente Daniel Ortega obtuvo un triunfo contundente.

Miles de partidarios del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) salieron a las calles y se reunieron en la llamada Plaza de las Victorias, un céntrico cruce de calles de la capital, donde armaron una verdadera fiesta con música por altoparlantes y fuegos artificiales.

Los simpatizantes de Ortega, en su mayoría jóvenes, se dedicaron a bailar y cantar muchas de las canciones que el mandatario utilizó durante su campaña electoral.

Poco o nada importaron para los partidarios sandinistas las múltiples denuncias de irregularidades denunciadas a lo largo de la jornada electoral, tanto por la oposición como por observadores internacionales y locales, pues lo único que querían era festejar el nuevo triunfo del «comandante», como lo llaman.

La gente aclamó a Ortega con cánticos como «Daniel, Daniel, Daniel», saltos y gritos de alegría por el resultado anunciado en las urnas, a pesar de que los datos corresponden apenas al 6,74% de las mesas receptoras.

Uno de los momentos más emotivos para los asistentes al festejo callejero fue cuando en una pantalla gigante que proyectaba imágenes de uno de los medios oficiales, se transmitió un mensaje telefónico de la primera dama y jefa de campaña del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Rosario Murillo.

Las palabras de Murillo, quien también es coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía del Gobierno, proclamando la reelección de su marido y agradeciendo a pueblo por su apoyo, fueron coreadas por vítores, aplausos y gritos entre los congregados en la plaza.

Luego del mensaje de la primera dama, la fiesta continuó en plena calle, repleta de música, baile y licor, a pesar de que hay una «ley seca» vigente por la celebración de los comicios.

La candidatura de Ortega fue calificada por distintos sectores como «ilegítima, ilegal e inconstitucional», por sus maniobras legales para saltarse la prohibición constitucional que le impedía aspirar a la reelección.

La Constitución de Nicaragua prohíbe la reelección inmediata, pero los magistrados oficialistas de la Corte Suprema de Justicia, en ausencia de los jueces de la oposición, declararon inaplicable ese artículo, lo que abrió las puertas a su postulación.

El líder sandinista, que el próximo viernes cumplirá 66 años, gobernará ahora Nicaragua por un nuevo periodo de cinco años.