A través de un comunicado, Pyongyang quiso dar ayer un golpe de efecto al confirmar que no abre ninguna puerta al cambio, tras días de conjeturas en torno a una posible variación de rumbo por parte del régimen ante la llegada al poder del hijo del fallecido dictador Kim Jong-il.
Un día después de que el aislado país proclamara al Kim Jong-un como su nuevo «líder supremo» durante el memorial fúnebre en honor de su padre, y coincidiendo con la emisión de sellos con la imagen de Kim Jong-un, la poderosa Comisión Nacional de Defensa norcoreana confirmó en un despacho que apostará por la línea dura.
«Políticos necios»
«En esta ocasión, declaramos solemnemente con convicción que los políticos necios de todo el mundo, incluidas las fuerzas títeres de Corea del Sur, no deben esperar ningún cambio por nuestra parte» rezaba el documento, con el característico tono beligerante y la retórica militar del régimen.
Éste recalcó el apoyo del Partido único y las Fuerzas Armadas al sucesor al afirmar que «el mundo observará cómo el Ejército y el pueblo de la RPDC (República Popular Democrática de Corea) logran la victoria final tras convertir su dolor y lágrimas en fuerza y valor, estrechamente unidos detrás del querido y respetado Kim Jong-un».
El mensaje confirmó la declaración de intenciones que ayer, durante el memorial por la muerte de Kim Jong-il, realizó el número dos del régimen, Kim Yong-nam, al asegurar que el país avanzará «bajo el liderazgo de Kim Jong-un» en el camino del «Songun» (el ejército primero), instaurado por el fallecido dictador.
También amenazó con no entablar relaciones con la Administración conservadora del presidente surcoreano Lee Myung-bak, cuya política exterior ha seguido una línea más severa hacia Pyongyang desde que en 2008 asumió el poder y cerró una larga etapa de gobiernos que emplearon un tono más flexible.
Ofensa
«Corea del Norte no realizará pactos con el grupo de traidores de Lee Myung-bak», indicó el comunicado de la Comisión militar norcoreana, en referencia al actual Gobierno del Sur.
Aunque la semana pasada Lee insistió en que Corea del Sur no quiere mostrar hostilidad hacia el Norte, el régimen comunista criticó de nuevo a Seúl por no enviar un pésame oficial ni una delegación estatal al funeral de Kim Jong-il y por restringir a dos el número de comitivas civiles autorizadas a cruzar la frontera.
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