Los ministros de Economía de la eurozona expresaron ayer su desconfianza respecto al acuerdo alcanzado en Grecia sobre un nuevo plan de recortes y retrasaron el desbloqueo del segundo rescate de 130.000 millones de euros que Atenas necesita para evitar la quiebra exigiendo pruebas de que esta vez sí se aplicarán los ajustes.
El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, pidió a Grecia «acciones concretas» para convencer a sus socios europeos de que cumplirá los recortes y las reformas.
Rehn señaló que el acuerdo a nivel técnico sobre los recortes alcanzado entre el Gobierno griego y la troika de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) es «un paso adelante», pero dejó claro que «todavía quedan algunas decisiones importantes por delante» antes de activar el nuevo plan de asistencia.
Hechos convincentes
«Corresponde al Gobierno y al Parlamento griegos convencer a sus socios europeos con acciones concretas, a través de legislación y de otras medidas, de que el segundo programa de rescate puede funcionar», afirmó el vicepresidente del Ejecutivo comunitario.
«Tras un largo periodo de duras negociaciones, tenemos finalmente un acuerdo a nivel técnico con la troika para un programa nuevo, sólido y creíble», había dicho el ministro de Finanzas heleno, Evangelos Venizelos. «Ahora necesitamos el respaldo político del Eurogrupo para dar el paso final», concluyó.
El primer ministro griego, Lucas Papapademos, y los líderes de los partidos que sostienen su Gobierno cerraron el acuerdo sobre los nuevos recortes durante la mañana de ayer. El plan incluye un recorte adicional de alrededor de 3.000 millones de euros este año, la supresión de 15.000 empleos públicos y un recorte del 20% en el salario mínimo.
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