Grupos rebeldes y fuerzas de Seguridad del presidente Bachar al Asad libraron ayer duros enfrentamientos en un distrito del oeste de Damasco, en una sangrienta jornada que coincidió con la llegada de la misión de observadores promovida por el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan.
El saldo de víctimas en los combates en el distrito damasceno de Mezeh, que acoge varias embajadas y sedes de los servicios de seguridad, alcanzó las 30, según el grupo opositor Comités de Coordinación Local.
Un residente en el barrio, que pidió no ser identificado, también afirmó vía telefónica que escuchó «disparos de forma ininterrumpida durante toda la noche y hasta el amanecer».
«Los enfrentamientos comenzaron en torno a la medianoche y continuaron hasta las 06.00 (04.00 GMT), junto a al menos 15 explosiones. Ha sido una noche muy mala, nadie en este área puede haber dormido, porque el ruido era muy fuerte», agregó.
Miedo
Otro habitante de Mezeh relató que los «intensos disparos y las fuertes explosiones» le hicieron pasar miedo, y que desde su casa tenía la sensación de que «había un intento de invadir el barrio».
Rusia y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) pidieron al régimen Bachar al Asad y a la oposición armada siria que establezcan treguas diarias de dos horas en los combates para permitir la entrega de la ayuda humanitaria a la población civil.
«Las partes llaman al Gobierno sirio y a todos los grupos armados que se le oponen a que acepten de inmediato una pausa diaria», señala el comunicado de la Cancillería rusa.
El objetivo de esas treguas diarias es «garantizar el acceso de la CICR y la Media Luna Roja a los heridos y a otros civiles que necesitan asistencia y evacuación, y también la protección del personal médico que ofrezca esa ayuda».
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