Agentes de policía y forenses, ayer en el exterior de la escuela judía Ozar Hatorah, en Toulouse. | MAXPPP/XAVIER DE FENOYL

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La investigación para arrestar al hombre que mató a siete personas en la región de Toulouse, cuatro de ellas en una escuela judía de esa ciudad del sur de Francia, se intensificó ayer ante el temor de que el asesino vuelva a actuar, mientras la zona continúa conmocionada por el último crimen.

Tras los asesinatos perpetrados el lunes por un hombre que disparó indiscriminadamente ante la escuela judía, las autoridades extendieron la zona en alerta antiterrorista al más alto nivel y un número excepcional de agentes trabajan sobre el terreno, 200 de ellos directamente en la identificación del autor.

Modus operandi

El fiscal jefe de París, François Molins, responsable de la investigación desde que se clasificó el crimen como terrorista, señaló que temen un nuevo golpe del asesino, que hasta ahora ha venido matando cada cuatro días. «Estamos ante un individuo extremadamente determinado, con mucha sangre fría y con objetivos extremadamente definidos», afirmó el fiscal, quien indicó que ninguna pista del caso ha sido abandonada.

Los investigadores atribuyen al autor del tiroteo, en la que perdieron la vida tres niños y un adulto, el asesinato de dos soldados en la cercana localidad de Montauban, el pasado día 15, y el de un tercer militar cuatro días antes en Toulouse, todos ellos de origen magrebí.

El origen de las siete víctimas abre una pista sobre una posible motivación racista del asesino, sin descartar que se enfrenten a un desequilibrado, una hipótesis que estaría reforzada por el hecho de que el asesino pudo grabar sus acciones con una cámara atada a su pecho, según un testigo.