Marginalidad en un estercolero de la capital panameña, en el que un menor busca entre la basura despojos para vender. | Reuters

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Más de mil millones de personas en todo el mundo participaron ayer en los actos del Día de la Tierra. Ciudadanos de todas las nacionalidades y procedencias exigieron a los gobiernos elevar la importancia de las cuestiones ambientales en todo el mundo.

La Red Día de la Tierra trabaja en colaboración con más de 22.000 socios y organizaciones propias en 192 países.

EuroVegas y renovables

El objetivo de la citada red es ampliar, diversificar y movilizar el movimiento del medio ambiente a través de una variedad de la educación, las políticas públicas y campañas de activismo.

Madrid se sumó a los actos de Día de la Tierra con un pasacalle festivo, que reivindicó los temas ambientales más candentes como el proyecto de EuroVegas o la moratoria de las renovables.

Bajo el lema «Pasacalle por el medio ambiente, el clima y la justicia social» unas 50 organizaciones sociales, sindicalistas, ecológicas y partidos políticos han hecho un llamamiento para pedir a los gobernantes que un futuro sostenible y social implica el control democrático de los recursos.

El miembro de la plataforma «Eurovegas No», Jesús Bartolomé, ha subrayado que el proyecto sigue la línea especulativa habitual en España y supone un impacto medioambiental muy fuerte especialmente por el uso abusivo del agua en los campos de golf, en detrimento de ayudas a la energía renovable.

Huella ecológica

Según cálculos de New Economics Foundation (NEF), el nivel de déficit ecológico se ha doblado desde en los últimos años, desde 1961 y añade que, a nivel de consumo actual, la biocapacidad del planeta «solo cubre dos tercios de la demanda global». Además, apunta que, de seguir el mismo nivel de consumo a nivel mundial se necesitarían dos planetas antes de 2050.

El planeta sobrepasó su umbral crítico hace 25 años. Este umbral marca el punto en que la demanda de recursos ecológicos de la humanidad crece más rápido que el ritmo al cual la tierra puede proveerlos.

Los datos del informe de Global Footprint Network calculan que a nivel mundial hay 1,8 hectáreas per cápita de biocapacidad aunque la huella ecológica global per cápita asciende a 2,7 hectáreas. Mientras, cada español necesita 5,4 hectáreas globales para satisfacer su consumo, pero solo dispone de un presupuesto de 1,6 hectáreas per cápita.