Han sido necesarias dos elecciones, semanas de discusiones entre partidos e innumerables presiones externas, pero, tras mes y medio de incertidumbre, Grecia cuenta con un Gobierno encabezado por el líder conservador y vencedor de los comicios del domingo pasado, Andonis Samarás.
El jefe de Nueva Democracia (ND) juró ayer su cargo como primer ministro ante el presidente griego, Karolos Papulias, y el arzobispo de Atenas y primado de Grecia, Ieronimos II, tras llegar a un acuerdo de Gobierno con los socialdemócratas del Pasok y la formación centroizquierdista Dimar.
«Con patriotismo, unidad nacional sin fisuras y con la ayuda de Dios, trabajaremos duro para ofrecer resultados concretos y esperanza al pueblo», dijo Samarás ante la prensa tras su juramento. Afirmó que es consciente de los problemas que afronta como jefe de gobierno de un país en una crítica situación y aseguró que está «listo» para esa tarea.
Las negociaciones con los dos socios se prolongaron durante tres días, pero finalmente ND logró el apoyo tanto del Pasok (necesario para sumar los escaños suficientes en el Parlamento) como de Dimar, esencial para dar una mayor legitimidad al gabinete de coalición.
Amplio apoyo
De este modo, el nuevo Ejecutivo contará con 179 de los 300 escaños del Parlamento (129 de ND, 33 de Pasok y 17 de Dimar), aunque las dos formaciones menores no se involucrarán totalmente en el nuevo gobierno. «El Pasok participará en el Gobierno con miembros extraparlamentarios, como ha decidido su grupo parlamentario», dijo ayer el jefe del partido socialdemócrata, Evangelos Venizelos.
Dimar, por su parte, participará en el Ejecutivo a través de «tecnócratas, académicos y miembros de la sociedad civil». Aunque la lista completa de ministros no ha sido aún desvelada, los medios griegos dan por seguro que el nuevo gabinete tendrá un claro componente técnico.
De hecho, el nombre más escuchado para dirigir el importante Ministerio de Finanzas es el de un banquero privado, Vassilios Rápanos. Una de las principales y primeras tareas de Samarás será renegociar las severas medidas de austeridad contempladas en el memorándum firmado por el anterior gobierno de Lukás Papadimos con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de un préstamo de 130.000 millones de euros.
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