Fotografía del 30 de marzo del Giorgio Napolitano. | Reuters

TW
1

Giorgio Napolitano, a sus 87 años, fue reelegido presidente de la República italiana en la sexta votación del Parlamento, después de que los partidos políticos le rogasen que aceptase volver a presentarse ante la total parálisis política en la que se encontraba inmersa Italia.

Napolitano, que se convierte así en el primer presidente italiano que repite este mandato de siete años, obtuvo 738 votos, superando ampliamente la mayoría absoluta de 504 votos requeridos

En un país en el que desde hace dos meses no se consigue formar gobierno, después de tres días y cinco votaciones las fuerzas políticas también parecían incapaces de dar con el candidato que consiguiese la mayoría absoluta.

Personas del calibre del exsindicalista Franco Marini y el dos veces primer ministro y expresidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, no lograron ser elegidas en las pasadas votaciones y las fuerzas políticas se encontraron sin soluciones y sin candidatos.

A esto se unía el cisma que se ha vivido en el Partido Demócrata (PD), que ha sido incapaz de votar en bloque a ningún candidato, lo que provocó ayer la dimisión tanto del secretario general de la formación, Pier Luigi Bersani, como de la presidenta, Rosi Bindi.

Bersani, cuya dimisión será efectiva ya hoy tras la reelección del presidente, sacó la última carta de la manga y acudió al Quirinale, sede de la Jefatura de Estado para pedir ayuda a Napolitano en su último gesto de político responsable.

Tras Bersani también pasaron por el Quirinale, entre otros, Silvio Berlusconi, líder del Pueblo de la Libertad (PDL); el presidente del Gobierno en funciones, Mario Monti, y miembros de su partido, Elección Cívica.

Ante tanta insistencia y la grave situación de parálisis del país, Napolitano emitió un comunicado en el que aceptaba volver a presentar su candidatura.

«Consciente de las razones que se me han presentado, y en el respeto de las personalidades que hasta ahora se han sometido al voto para las elecciones del nuevo jefe de Estado, considero que tengo el deber de ofrecer la disponibilidad que se me ha pedido», escribió Napolitano en una nota.

La elección de Napolitano se vivió en el hemiciclo con escenas de júbilo y ovaciones, por parte de todos los partidos a excepción del Movimiento 5 Estrellas (M5S) del cómico Beppe Grillo.

Los parlamentarios del M5S continuaron durante todas las votaciones a apoyar al jurista Stefano Rodotà, que en el sexto escrutinio logró 217 votos, muchos más de los 159 con los que cuenta la formación de Beppe Grillo.

Si dentro del Parlamento se veían rostros relajados, fuera, ante el Palacio de Montecitorio, sede de la Cámara de los Diputados, donde se celebran las votaciones, miles de personas se concentraron para protestar contra la reelección de Napolitano.

Se trataba sobre todo de electores del M5S que durante estos días se han concentrado ante el Parlamento para pedir la elección de Rodotá y hoy manifestaron su rabia.

El líder del M5S, Grillo, había afirmado que con esta reelección del Napolitano se está produciendo «un golpe de Estado» y anunció su llegada durante la tarde para sumarse a la protesta ante el Palacio de Montecitorio.

Napolitano, el «último comunista», como se titula una de sus biografías, había reiterado en numerosas ocasiones que no estaba dispuesto a continuar en la jefatura de Estado, sobre todo por su edad.

Ahora, el presidente tendrá que recoger todas las fuerzas posibles para tras jurar su cargo -probablemente el lunes- volver a realizar una ronda de consultas para saber si hay nuevas soluciones para formar Gobierno.

Los medios de comunicación aseguran que Napolitano habría puesto como condición para su reelección la disponibilidad de los partidos a apoyar un Gobierno de transición que apruebe algunas reformas urgentes.