La policía tuvo que intervenir para dispersar a los islamistas frente a la sede del Ministerio del Auqaf (de Asuntos Religiosos), donde estalló la tensión entre los seguidores de Mursi y grupos de jóvenes y vecinos del barrio.
Los jóvenes lanzaron botellas de vidrio contra los manifestantes, todos ellos imanes de mezquitas, y las fuerzas de seguridad dispararon gases lacrimógenos.
Los islamistas se concentraron posteriormente en la vecina plaza de Mohamed Naguib, adonde acudieron más manifestantes pro-Mursi que habían marchado a los ministerios de Interior, Justicia y Electricidad.
Un país polarizado
El clérigo Abdel Sameh Ahmed, imán de una mezquita en Port Said (este), dijo que habían acudido desde distintos puntos del país para protestar ante los responsables ministeriales por el golpe militar que derrocó a Mursi el 3 de julio.
También se registraron disturbios en la plaza Al Falaki, cercana al Ministerio del Interior, y en el metro de El Cairo, después de que partidarios de Mursi hicieran pintadas contra el jefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi.
Los islamistas mantuvieron, además, sus multitudinarias concentraciones de las plazas cairotas de Rabea al Adauiya y Al Nahda, donde reina la tranquilidad pese a las amenazas de las autoridades de desalojar en breve las acampadas.
Los accesos están bloqueados con decenas de muros y son custodiados por manifestantes armados con palos, para proteger las plazas de una eventual operación policial.
Desde el golpe militar han aumentado los ataques de extremistas contra las fuerzas de seguridad en el Sinaí, que a su vez han lanzado una campaña para restaurar la estabilidad en la península.
Pese al incremento de la tensión, las autoridades de transición siguen avanzando en su calendario y un total de 25 gobernadores provinciales prestaron hoy juramento ante el presidente interino egipcio, Adli Mansur.
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