Milicias prorrusas tomaron este sábado la torre de televisión en la localidad ucraniana de Kramatorsk (región de Donetsk), interrumpieron la transmisión de los canales nacionales y conectaron la televisión rusa.
«Los habitantes de Kramatorsk no quieren ver la televisión ucraniana que no deja de insultarnos y de llamarnos separatistas. Quieren ver los canales rusos», aseguró un representante de los insurgentes a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti.
Ésta la segunda vez que los prorrusos ocupan esas instalaciones en Kramatorsk, uno de los baluartes de las organizaciones que se sublevaron hace casi dos semanas contra el Gobierno de Kiev.
La víspera un grupo de técnicos protegidos por efectivos del Servicio de Seguridad de Ucrania había restablecido la señal de la televisión local.
«Esperábamos la llegada de unidades de la policía y del Ministerio del Interior que deberían garantizar la seguridad del edificio, pero no vino nadie», aseguró un portavoz local de la Corporación de Radio y Televisión.
La misma situación existe en Slaviansk, donde sus poco más de 120.000 habitantes sólo pueden ver la televisión rusa, pese a que la Justicia ucraniana prohibió las emisiones debido a la propaganda rusa a favor del separatismo en el este de Ucrania.
Mientras, los prorrusos siguen sin abandonar el Ayuntamiento de Donetsk, capital regional, frente al que han instalado barricadas y donde hoy se han congregado varios centenares de sus partidarios, en su mayoría jóvenes.
Ucrania, Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea alcanzaron el jueves en Ginebra un acuerdo que obliga, entre otras cosas, a desarmar a las milicias irregulares prorrusas y a desalojar las sedes oficiales.
Moscú, que es acusada por Kiev de instigar la sublevación, prometió por su parte cooperar para la aplicación del acuerdo, lo que debe ser supervisado por observadores internacionales.
No obstante, representantes de la autoproclamada república popular de Donetsk insisten en que antes deben desarmarse grupos ultranacionalistas del oeste, como el Sector de Derechas, y el Maidán (movimiento popular de protesta) debe ser desmantelado.
Kiev ha descartado esta última posibilidad, pero el Gobierno prometió ayer que cederá más competencias administrativas y económicas a las regiones, y también les dará la posibilidad de conceder el estatus oficial a la lengua rusa, como demandan los sublevados.
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